El fuerte fenómeno meteorológico de El Niño, que añadió un poco más de calor a unas temperaturas mundiales ya de por sí récord, ha desaparecido. Según los meteorólogos federales, es probable que su contraparte fría, La Niña, llegue justo a tiempo para la temporada alta de huracanes en el Atlántico.
La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA por sus siglas en inglés) declaró el jueves la muerte del fenómeno de El Niño, el cual calienta partes del Pacífico central. El Niño, aunque no ha batido récords de fuerza, se formó hace un año y ha sido culpado, junto con el cambio climático provocado por el ser humano y el calentamiento general del océano, de unos 12 meses de olas de calor y condiciones meteorológicas extremas.
El mundo se encuentra ahora en una situación neutra en lo que respecta a la importante oscilación natural de El Niño/Oscilación Austral, que altera los sistemas meteorológicos de todo el mundo.
Neutral es cuando el tiempo se acerca a los promedios a largo plazo o a la normalidad, algo que no ha sucedido tanto últimamente como solía, dijo Michelle L’Heureux, científica física de la NOAA que es la principal pronosticadora del equipo ENSO de la agencia. Pero es probable que no dure, añadió.
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Dijo que hay un 65% de probabilidades de que La Niña, un enfriamiento de las mismas partes del Pacífico que a menudo tiene efectos opuestos, se forme en el período de julio, agosto y setiembre. Uno de los mayores efectos de La Niña es que tiende a hacer más activa la temporada de huracanes en el Atlántico, y esa temporada de tormentas tiene su punto más álgido en agosto.
“La probabilidad de que se produzca La Niña, unida a las temperaturas récord de la superficie del mar, es la razón por la que el Centro Nacional de Huracanes prevé una temporada de huracanes extraordinaria”, declaró Kathie Dello, climatóloga estatal de Carolina del Norte. “Estados desde Texas hasta Maine están haciendo preparativos para un año activo”.
Tanto El Niño como La Niña crean “focos potenciales” de fenómenos meteorológicos extremos, pero en lugares diferentes y de distinto tipo, explicó L’Heureux.
“En invierno, La Niña tiende a provocar condiciones más secas en el sur de Estados Unidos y, si además se añade el calentamiento global, esas condiciones más secas podrían intensificarse hasta convertirse en sequías”, explicó L’Heureux.
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