En Argentina, este lunes comenzó a circular el billete de mayor denominación, en momentos en que una inflación de más del 100% anual obliga a la población a llevar cada vez más efectivo para pagar las compras cotidianas.
Sin embargo, el nuevo billete de 2,000 pesos que puso en circulación por el Banco Central de la República Argentina tiene un valor de solo unos US$ 4, según los tipos de cambio paralelos utilizados habitualmente. A la tasa oficial, que está sobrevalorada por los controles de divisas y las restricciones impuestas por el Gobierno, vale alrededor de US$ 8.50.
Aunque la nueva denominación es una mejora respecto al billete de 1,000 pesos, hasta ahora el de mayor valor disponible, sigue decepcionando a los economistas del sector privado y a los ciudadanos que han estado clamando por billetes de hasta 10,000 pesos.
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La rápida depreciación de la moneda ha causado pesadillas logísticas a clientes, empresas y bancos, que han tenido que abrir nuevas bóvedas para guardar más billetes para los cajeros automáticos.
Los precios al consumidor subieron un 109% en abril, la mayor alza desde 1991, cuando Argentina salía de la hiperinflación. Se espera que los aumentos desenfrenados de los precios, junto con una sequía sin precedentes, lleven a la economía a una recesión antes de las elecciones presidenciales de este año.
Los economistas encuestados por el banco central prevén una inflación anual cercana al 150% en los próximos 12 meses.
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