Los incendios forestales arrasaban el jueves partes de Francia, España y Portugal, cuando olas de calor asolaban Europa y el director de la Agencia Espacial Europea urgía a tomar medidas inmediatas para luchar contra el cambio climático.
Más de 1,000 bomberos, apoyados por aviones cisterna, luchaban por tercer día contra un incendio “monstruoso” que ha obligado a miles de personas a abandonar sus hogares y ha consumido miles de hectáreas de bosque en la región de la Gironda, en el suroeste de Francia.
Con un peligroso cóctel de temperaturas abrasadoras, condiciones secas y vientos que avivan las llamas, el presidente Emmanuel Macron dijo que varios países de la Unión Europea (UE) estaban desplegando refuerzos para ayudar a combatir el fuego.
“Es un ogro, un monstruo”, manifestó Gregory Allione, del cuerpo de bomberos francés FNSPF.
Las olas de calor, las inundaciones y el desmoronamiento de los glaciares de las últimas semanas han aumentado la preocupación por el cambio climático y la creciente frecuencia e intensidad de los fenómenos meteorológicos extremos en todo el mundo.
El director de la Agencia Espacial Europea (ESA, por su sigla en inglés), Josef Aschbacher, afirmó que el aumento de las temperaturas en la tierra y la disminución de los ríos, medidos desde el espacio, no dejaban lugar a dudas sobre los efectos del cambio climático en la agricultura y otros sectores.
La serie de satélites Copernicus Sentinel-3 de la ESA ha medido en las últimas semanas temperaturas “extremas” en la superficie terrestre de más de 45 grados Celsius (113 Fahrenheit) en Gran Bretaña, 50° en Francia y 60° en España.
“Es bastante grave. Hemos visto extremos que no se habían observado antes”, advirtió Aschbacher.
Riesgos del cambio climático
Con las sucesivas olas de calor que han asolado Europa este verano boreal, trayendo consigo temperaturas récord y sequías sin precedentes, se ha vuelto a prestar atención a los riesgos del cambio climático para la agricultura, la industria y los medios de subsistencia.
La severa sequía va a reducir la cosecha de maíz de la Unión Europea en un 15%, dejándola en el nivel más bajo de los últimos 15 años, justo cuando los europeos se enfrentan a un aumento de los precios de los alimentos como consecuencia de unas exportaciones de grano de Rusia y Ucrania inferiores a lo normal.
Helicópteros del Ejército suizo han transportado agua a vacas, cerdos y cabras sedientas bajo un sol feroz en los prados alpinos del país.
En Francia, que sufre la sequía más dura de la que se tiene constancia, los camiones están repartiendo agua en decenas de pueblos donde los grifos se han secado, las centrales nucleares han recibido permisos para seguir bombeando agua caliente a los ríos, y los agricultores advierten que la escasez de forraje puede provocar escasez de leche.
En Alemania, las escasas precipitaciones de este verano boreal han agotado los niveles de agua del Rin, la arteria comercial del país, dificultando el transporte marítimo y aumentando los costos de los fletes.
La Oficina Meteorológica británica emitió el jueves una advertencia de “calor extremo” de cuatro días para partes de Inglaterra y Gales.
En Portugal, más de 1,500 bomberos llevaban seis días luchando contra un incendio forestal en la región central de Covilha que ha quemado 10,500 hectáreas, incluyendo partes del parque nacional Serra da Estrela.
En España, las tormentas eléctricas desencadenaron nuevos incendios forestales y cientos de personas fueron evacuadas de la ruta de un incendio en la provincia de Cáceres.
Sin embargo, mientras Europa se enfrenta a una nueva ola de calor, un grupo de trabajadores no tiene más remedio que sudar la gota gorda: los repartidores de alimentos de la economía a pedido, que a menudo caen en lagunas de la normativa laboral.
Después de que el alcalde de Palermo, en la isla de Sicilia, ordenó en julio que los caballos que transportan turistas recibieran al menos diez litros de agua al día, el repartidor en bicicleta Gaetano Russo presentó una demanda exigiendo un trato similar.
“¿Acaso valgo menos que un caballo?”, dijo Russo en un comunicado del sindicato Nidil CDIL.