Los hongos mágicos conectan regiones del cerebro que están más segregadas en personas con depresión, allanando el camino para tratar la afección de manera diferente a los medicamentos convencionales.
La psilocibina, un compuesto alucinógeno presente en los hongos, ayudó a “abrir” y mejorar la comunicación dentro del cerebro hasta por tres semanas, según descubrieron investigadores del Imperial College London.
El resultado fue un efecto liberador no visto con el antidepresivo tradicional Lexapro, según el estudio publicado en la revista Nature Medicine.
Se necesitan nuevos enfoques de tratamiento ya que uno de cada tres pacientes no logra una recuperación completa con los medicamentos de primera línea existentes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que hasta 5% de los adultos en todo el mundo sufren de depresión, lo que les dificulta participar en la vida cotidiana.
“Estos hallazgos son importantes porque, por primera vez, descubrimos que la psilocibina funciona de manera diferente a los antidepresivos convencionales, lo que hace que el cerebro sea más flexible y fluido, y menos arraigado en los patrones de pensamiento negativos asociados con la depresión”, dijo David Nutt, director del Imperial Centre of Psychedelic Research y autor sénior del artículo.
El equipo examinó escáneres cerebrales de pacientes antes y después de recibir terapia asistida por psilocibina o un antidepresivo convencional, el fármaco conocido químicamente como escitalopram. Descubrieron que el antidepresivo tenía un efecto más suave y lento que el ingrediente del hongo mágico.
Es posible que los médicos deban determinar qué enfoque es mejor para diferentes pacientes, dijo Nutt. En unos años, las personas podrían tener la opción de tomar una pastilla todos los días o tener una experiencia psicodélica, dijo.
Aislamiento
Los cerebros de las personas con depresión suelen tener circuitos que se aíslan más entre sí, una condición que se vincula con un sesgo cognitivo negativo, patrones de pensamiento rígidos y fijación con uno mismo y el futuro, dijo Nutt.
La psilocibina ayudó a las áreas del cerebro a comunicarse mejor entre sí, lo que llevó a los pacientes a experimentar una “liberación emocional”, optimismo y más flexibilidad psicológica, determinó el estudio.
Los hallazgos son un buen augurio para la investigación de otras enfermedades mentales. El equipo de Nutt actualmente está estudiando el uso de psicodélicos para la anorexia y espera obtener fondos para probar la psilocibina como tratamiento para la adicción.