Rodolfo Hernández, un septuagenario ingeniero de origen humilde que acumuló una fortuna en la industria de la construcción y que ganó popularidad por sus apariciones en la red TikToK, aspira a convertirse en la sorpresa de la elección presidencial de Colombia con su discurso de lucha contra la corrupción.
El político independiente de 77 años, ajeno al establecimiento y a los partidos tradicionales, busca llegar a la presidencia tras un sorprendente repunte en las encuestas que lo ubican tercero, cerca al candidato de centroderecha Federico Gutiérrez, que aparece segundo.
Incluso, los sondeos lo sitúan con posibilidades de derrotar al izquierdista Gustavo Petro en caso de pasar a una segunda vuelta.
“Les voy a dar la clave para salir de la pobreza: es sacar a patadas a estos políticos ladrones que son los que nos tienen sumidos en la pobreza”, dijo en un reciente acto de campaña en el que propuso gobernar con austeridad acabando los lujos y las prebendas a ministros y congresistas.
A pesar de sus promesas de atacar la corrupción, Hernández -quien fue alcalde de la ciudad de Bucaramanga entre el 2016 y 2019- enfrenta acusaciones y una investigación de la Fiscalía General por supuestamente haber intervenido desde su cargo en la adjudicación de un contrato para el tratamiento de tecnología alternativa en el manejo de basuras.
Aunque el contrato no se firmó, según testigos, buscaba beneficiar a una empresa y a Luis Carlos Hernández, uno de los hijos del candidato, quien habría hecho lobby a favor de la compañía y recibiría una millonaria comisión.
Hernández, a quien algunos analistas califican como “populista”, niega las acusaciones y sostiene que solo buscan enlodar su imagen e impedir su llegada a la presidencia.
“Colombia necesita un presidente que sea capaz de enfrentar esta mafia que nos está gobernando, que es una tanda, en su gran mayoría, de ladrones. El objeto mío ganando la presidencia, es hacer una limpieza general de estos que se están robando a Colombia”, afirmó en otro acto de campaña.
Hernández renunció a la alcaldía de Bucaramanga, la capital del departamento de Santander, luego de que la Procuraduría General lo suspendió del cargo por segunda vez acusándolo de participar en política, una actividad prohibida por las leyes en Colombia para quienes ejercen cargos públicos.
La primera suspensión del cargo se produjo a finales del 2018 cuando el entonces alcalde golpeó a un concejal, en un episodio que se hizo viral en las redes sociales.
Estrella de Tiktok
Su prestigio en redes sociales aumentó durante la actual campaña presidencial con excéntricos videos montando en patineta eléctrica, haciendo ejercicio y hablando en forma espontánea usando palabras como ‘vagabundos, zánganos, sinvergüenzas’, para referirse a los políticos tradicionales.
El empresario, quien financia su campaña con recursos propios, conoce íntimamente los sufrimientos del conflicto armado interno de casi seis décadas que dejado más de 260,000 muertos.
Su padre, un agricultor, fue secuestrado durante más de cuatro meses por la antigua guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
El empresario, padre de cuatro hijos, perdió a Juliana, secuestrada en el 2004 por guerrilleros del Ejército de Liberación Nacional (ELN).
Actualmente sigue desaparecida y el político, que desde un principio anunció que no pagaría un rescate para evitar el secuestro de otros integrantes de la familia, cree que fue asesinada en cautiverio.
Su plan de gobierno incluye continuar la implementación del acuerdo de paz con la exguerrilla de las FARC firmado en el 2016, y explorar un diálogo con el ELN para que abandone la lucha armada.
Hernández, quien también promete fortalecer la justicia, la seguridad urbana y generar empleo, fue blanco durante su alcaldía de críticas por declararse seguidor de Adolfo Hitler, a quien calificó como “un gran pensador alemán”, aunque en la actual campaña aseguró que fue un lapsus.
Como alcalde también se refirió a los bomberos de Bucaramanga como una tanda de “barrigones gordos”.
Nació en el municipio de Piedecuesta, en el departamento de Santander, y fundó con varios socios una constructora después de graduarse de ingeniero civil de la Universidad Nacional.
Posteriormente compró con su familia la totalidad de la empresa y se especializó en la construcción de vivienda de interés social destinada a familias de bajos ingresos en Santander, negocio que luego expandió a Barranquilla y Bogotá.
El empresario dice que acumuló una fortuna de US$ 100 millones sin contratar con el Estado y promete donar su sueldo como presidente para financiar programas sociales.
Su comida favorita es la milanesa napolitana, suele escuchar a Andrea Bocelli y Pavarotti, ver películas de espías y leer de todo, según sus allegados, para quienes las principales cualidades del político son la puntualidad y la autenticidad.