Haití, donde el miércoles fue asesinado el presidente, Jovenel Moise, es un país muy pobre que se enfrenta a una inestabilidad crónica y está especialmente expuesto a las catástrofes naturales.
Isla compartida
Haití ocupa un tercio de la isla caribeña de La Española, ubicada entre Cuba y Puerto Rico, que comparte con la República Dominicana.
Su población es de 11,4 millones, según el Banco Mundial.
Bajo dominio español hasta 1697, y luego francés, Haití se convirtió en la primera república negra independiente en 1804 tras una revuelta de esclavos dirigida por Toussaint Louverture.
Inestabilidad política crónica
Desde su independencia, Haití ha experimentado una sucesión de dictaduras, intercaladas con algunos cambios democráticos y ocupaciones extranjeras.
De 1957 a 1986, François Duvalier (conocido como “Papa Doc”), y luego su hijo Jean-Claude (“Baby Doc”) sometieron a la población a un control total bajo el mando de los escuadrones de la muerte, los “tontons macoutes”.
Expulsado por una revuelta popular en 1986, “Baby Doc” se exilió en Francia durante 25 años, antes de volver a Haití, donde murió en 2014.
En 1990, el sacerdote Jean-Bertrand Aristide fue elegido en las primeras elecciones libres. Derrocado por un golpe de Estado en 1991, se exilió y regresó a Haití en 1994 tras una intervención estadounidense. Uno de sus familiares, René Préval, asumió la presidencia en 1996.
Jean-Bertrand Aristide volvió a la presidencia en 2001. Bajo la presión estadounidense, francesa y canadiense, una insurrección armada y una revuelta popular, dimitió en 2004 y se exilió.
René Préval, que retomó el poder en 2006, es el único dirigente haitiano que ha completado los dos mandatos que permite la Constitución.
Moise, presidente impugnado y luego asesinado
Moise, investido presidente en 2017 tras una larga crisis electoral, rápidamente se convirtió en objetivo de la ira popular, alimentada en particular por el aumento de los precios y luego por la escasez de combustible.
En 2019, fue acusado de “malversación” antes de asumir el cargo. A partir de 2020, sin parlamento en funciones, el presidente gobierna por decreto.
Aunque la justicia decretó que su mandato terminaba el 7 de febrero de 2021, Moise siguió en el poder alegando que le quedaba un año, ya que había sido elegido en unas elecciones anuladas por fraude, y luego reelegido un año después.
Moise fue asesinado la madrugada del miércoles en su domicilio, dos días después de que nombrara un nuevo primer ministro para organizar las elecciones.
Uno de los países más pobres
Haití es el país más pobre de América Latina y el Caribe y uno de los más pobres del mundo, según el Banco Mundial (BM), con un 60% de su población por debajo del umbral de la pobreza.
El PNUD lo sitúa en el puesto 170 de 189 por su índice de desarrollo humano.
Su PIB se contrajo alrededor de un 3,8% en 2020, ya que la pandemia de coronavirus agravó la ya débil economía y la inestabilidad política, según el Banco Mundial.
Haití es uno de los pocos países que aún no ha iniciado su campaña de vacunación contra el covid-19. La mayoría de la población no tiene acceso a la atención sanitaria básica.
Terremotos y huracanes
Haití es muy vulnerable a las catástrofes naturales, a las que está expuesto el 96% de su población (BM).
El 12 de enero de 2010, un terremoto de magnitud 7 devastó la capital, Puerto Príncipe, y su región, matando a más de 200.000 personas, hiriendo a más de 300.000 y dejando a 1,5 millones sin hogar.
Gran parte de los miles de millones de ayuda internacional prometida nunca llegó y los esfuerzos del país por recuperarse se ven frenados por la inestabilidad política.
En 2018 estalló un escándalo por los abusos sexuales cometidos por algunos empleados de la ONG británica Oxfam tras ese terremoto.
Además, más de 10.000 haitianos han muerto de cólera, introducido en el país en 2010 por las fuerzas de paz nepalíes.
Haití fue arrasado en 2016 por el huracán Matthew (más de 500 muertos, casi 2.000 millones de dólares en daños).