La exportación de cereales desde puertos ucranianos se reanudó el jueves, después de que Rusia se reincorporara al acuerdo que garantiza el tránsito por el mar Negro, aunque sembrando dudas sobre su permanencia.
El G7 de las economías más avanzadas del mundo se comprometió por su lado a evitar que Ucrania, sometida a bombardeos rusos contra sus infraestructuras vitales, pasase hambre y frío en el inminente invierno boreal.
“Siete buques de carga que transportan un total de 290.102 toneladas de cereales y productos agrícolas transitan por el corredor humanitario” en el mar Negro, confirmó la ONU.
Ese transporte fue posibilitado por el retorno de Rusia al pacto firmado el 22 de julio para asegurar el paso de los buques retenidos a causa de la guerra entre estos dos grandes productores de alimentos y materias primas.
Moscú había suspendido el sábado su participación en ese acuerdo, alcanzado con mediación de Turquía y la ONU, tras acusar a Ucrania de usar el corredor marítimo para bombardear su flota en el mar Negro.
Lo hizo tras recibir garantías de seguridad por parte de Kiev.
Pero Moscú, que se queja de demoras en la aplicación del apartado del acuerdo relacionado con sus fertilizantes, dejó planear dudas sobre su intención de renovarlo cuando llegue a su fin, el 19 de noviembre.
“Antes de decidir si continúa, será necesario proceder a una evaluación”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov.
La secretaria general de la Conferencia de la ONU sobre Comercio y Desarrollo, Rebeca Grynspan, dijo que tenía “esperanzas” de que se extendiera y aseguró que las negociaciones para desbloquear las exportaciones de fertilizantes rusos habían avanzado.
Reunión del G7
Los ministros de Relaciones Exteriores del G7 (Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia, Canadá y Japón) se comprometieron en la ciudad alemana de Münster a “seguir apoyando a Ucrania”.
La jefa de la diplomacia alemana, Annalena Baerbock condenó los “métodos pérfidos” de Rusia, que intenta “matar de hambre, sed o frío a la gente, atacando infraestructuras civiles”.
Según el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, los bombardeos rusos dañaron el 40% de las instalaciones energéticas de su país.
El Reino Unido anunció que a partir del 5 de diciembre prohibirá que los buques y los servicios del país faciliten el transporte de petróleo ruso a un precio superior al que fijen el G7 y Australia.
La decisión corresponde al compromiso adoptado en spetiembre por el G7 de poner un tope al precio del petróleo ruso y alinea al Reino Unido, principal asegurador de una póliza indispensable al transporte marítimo, con la política de la Unión Europea (UE).
Las relaciones entre Moscú y Londres, tensas desde hace varios años, están en crisis abierta desde el lanzamiento de la ofensiva militar rusa contra Ucrania el 24 de febrero.
El ejército ruso acusa a “expertos británicos” de estar implicados en los recientes ataques con drones contra su flota del mar Negro y advirtieron sobre las “consecuencias imprevisibles y peligrosas” de esa presunta implicación, que Londres desmiente.
Rusia también acusó recientemente a Ucrania de planear lanzar una “bomba sucia” (con carga radiactiva o biológica) contra su propio territorio, para poder acusar a Moscú de la agresión.
Pero el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó el juebes que hasta ahora no había detecado “ninguna señal de actividades nucleares no declaradas” en las inspecciones de tres sitios en Ucrania.
Zelenski indicó que Ucrania no asistirá a la próxima cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes si el presidente ruso, Vladimir Putin, participa en ella. El encuentro está previsto a mediados de este mes en la isla indonesia de Bali.
Canje de prisioneros
En el terreno, las autoridades separatistas prorrusas del este de Ucrania anunciaron la liberación de 107 soldados en un nuevo intercambio de prisioneros con Kiev, que recuperará el mismo número de presos.
Los frentes en el este y sur de Ucrania han estado prácticamente estables en los últimos días, pero los bombardeos rusos contra instalaciones energéticas han causado apagones en gran parte del país.
En partes del sur recientemente recuperadas por soldados ucranianos, voluntarios se dijeron preocupados por la gran cantidad de residentes que regresan al lugar, a pesar de lo peligroso de la situación.
“Sería mucho más fácil si estas personas no estuvieran aquí”, comentó Yulia Pogrebna, una voluntaria de 32 años que repartía cajas de alimentos a jubilados en la aldea de Lymany.