La estatal rusa Gazprom anunció el viernes que el gasoducto Nord Stream, vital para el aprovisionamiento de Europa, permanecerá con los grifos cerrados por un problema de turbina.
El ducto, que lleva el fluido hasta Alemania, debía reabrir este fin de semana, después de tres días de suspensión de entregas por “trabajos de mantenimiento”.
Pero este viernes informó que se detectaron “fugas de aceite” en una turbina y que el aprovisionamiento quedará “totalmente suspendido” hasta su reparación, sin avanzar ninguna fecha.
El grupo ruso publicó en Telegram una foto de cables recubiertos de un líquido oscuro.
Poco antes, había indicado que la reapertura estaba “amenazada” por falta de piezas de repuesto para las instalaciones, a causa de las sanciones impuestas por los países occidentales contra Rusia en respuesta a la ofensiva militar lanzada por Moscú en Ucrania.
Desde el inicio de esa intervención, a fines de febrero, Rusia redujo significativamente sus entregas de gas a los países europeos, en respuesta a esas sanciones.
Los países occidentales acusan por su lado a Rusia de utilizar el gas “como un arma”.
Nord Stream encamina el gas ruso hasta el norte de Alemania, desde donde se distribuye a otros países del continente.
El anuncio de esta suspensión indefinida corre el riesgo de acentuar lo temores de una escasez de gas en el próximo invierno europeo.
A esos temores se suma la disparada de los precios de la electricidad.