La guerra en Ucrania se prolonga y las necesidades humanitarias siguen aumentando, reduciendo la capacidad de las organizaciones y donantes para atender otras crisis en el mundo, advirtió hoy la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), la mayor red de auxilio del mundo.
“Si uno visita Ucrania la situación parece mejor que hace tres meses, pero la gente se ha gastado todo los ahorros y la mayoría no ha podido volver a una vida normal”, dijo el director general de la Cruz Roja ucraniana, Maksym Dotsenko, en una vídeoconferencia con periodistas en Ginebra, donde la FICR tiene su sede global.
Dotsenko consideró que la situación “va a peor” y que la mitad de toda la población de Ucrania (de unos 45 millones) requerirá ayuda humanitaria debido a que los precios de los productos básicos han aumentado fuertemente y a que se avecina el periodo invernal, en el que faltarán los lugares de cobijo y el abrigo.
“En verano es más fácil, hubo muchas opciones de alojamiento gratuito para los desplazados por la guerra, dentro y fuera de país, pero esto será cada vez más difícil”, reconoció Dotsenko, en víspera de que se cumplan seis meses de la agresión militar rusa.
En Europa se ha reportado que las poblaciones empiezan a mostrar “agotamiento” por las repercusiones de esta guerra y la generosidad de la gente que abrió sus hogares a los refugiados ucranianos disminuye porque no se ve un fin cercano del conflicto, y se teme que haya un fenómeno masivo de ucranianos sin hogar que empiecen a vivir en las calles.
“Los que han huido a otros países están en un limbo, intentando saber qué es lo mejor que pueden hacer”, comentó por su parte la directora de la FICR para Europa, Brigitte Ebessen.
Se sabe que incluso si la guerra terminase mañana se necesitarán años para la reconstrucción de las ciudades y zonas residenciales, así como para que el tejido social y económico de Ucrania se recupere.
Dotsenko señaló por ello que una de las prioridades más urgentes es la rehabilitación y reconstrucción de viviendas, que la organización ha iniciado en tres zonas del país en colaboración con las autoridades ucranianas.
La FICR sostiene que resulta fundamental continuar con el programa de entrega de dinero o vales de compra a la gente en Ucrania, una parte de la cual sigue viviendo en locales públicos, como colegios, o en estaciones subterráneas de metro.
“La gente no tiene dinero para comprar lo más básico y lo precios han subido significativamente”, comentó.
La organización ha distribuido hasta ahora más de 60 millones de euros a 626,000 personas, en una apuesta por devolverles la dignidad y permitirles que ellos mismos prioricen lo que sus familias realmente necesitan. Este sistema continuará funcionando de cara al invierno.
Además, la red humanitaria ha distribuido 25,000 toneladas de ayuda en alimentos y productos de primera necesidad y ha movilizado a 100,000 voluntarios que atienden a desplazados internos y a refugiados en los países vecinos.
Además de las zonas residenciales a rehabilitar o reconstruir, lo mismo debe hacerse con las decenas de hospitales que han sido blanco de ataques, así como con varios orfanatos, para que sean capaces de recibir nuevamente a los huérfanos antes de que llegue el invierno.
Otro problema que las organizaciones humanitarias anticipan tiene que ver con las consecuencias pérdida masiva de empleos y mano de obra calificada que se ha producido, en particular “entre la gente joven y con más energía para trabajar”, recordó Ebessen.
La directora para Europa y Asia Central del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Ariane Bauer, hizo hincapié en la problemática de los prisioneros de guerra y de sus familiares, que no tienen información de su situación y paradero.
Señaló que su institución, que forma parte de la red humanitaria mundial al igual que la FICR, recibe un gran número de llamadas en sus oficinas en Ucrania de personas buscando información sobre sus familiares detenidos, muchos de ellos soldados. En unos 3.000 casos se ha conseguir dar alguna información.