Después de siete meses de ofensiva, el presidente Vladimir Putin escaló este miércoles el conflicto en Ucrania, movilizando a cientos de miles de reservistas y amenazando con recurrir al arma nuclear. Estas son las explicaciones sobre la escalada.
¿Por qué ahora?
Desde que Rusia lanzara su asalto a Ucrania, el 24 de febrero, el Kremlin no ha dejado de repetir que todo se está desarrollando “según el plan”. Incluso cuando tuvo que abandonar su ofensiva en Kiev y replegarse hacia el este, en primavera.
A principios de setiembre, las cosas cambiaron: las fuerzas ucranianas, armadas por Occidente, obligaron a los rusos a retirarse de la región de Kharkiv, en el noreste, y a retroceder en la cuenca del Donbás (este) y en Kherson (sur).
Además, los grandes países emergentes, cuyo apoyo espera conseguir Putin para su causa antioccidental, empezaron a mostrarse impacientes.
La pasada semana, el primer ministro indio, Narendra Modi, le dijo a Putin que no es el momento de “hacer la guerra”. Y el mandatario ruso afirmó que el presidente chino, Xi Jinping, le había manifestado sus “inquietudes”.
“Recibió, de los países no occidentales, la señal de que hay que terminar cuanto antes”, analizó en Facebook Alexander Baunov, otrora experto del centro Carnegie de Moscú, que el gobierno ruso clausuró este año.
Anexión y bomba atómica
Así las cosas, Rusia quiso retomar la iniciativa y el martes anunció la organización de unas votaciones de anexión en cuatro regiones de Ucrania, controladas por Moscú al menos parcialmente, que tendrían lugar del 23 al 27 de setiembre.
Puesto que la doctrina militar rusa prevé el recurso al arma nuclear si su territorio es atacado, para el Kremlin ese sería el caso en caso de anexión, aunque ningún otro Estado del mundo reconociera esas fronteras.
Con estas votaciones, que Occidente tildó de “parodias” y “simulacros”, lo que pretende Rusia es frenar la contraofensiva ucraniana y las entregas de armas occidentales.
El martes, la jefa de la cadena de televisión pública rusa RT, Margarita Simonian, consideró en Twitter que esta semana sería la “antesala de nuestra victoria inminente” o bien, la “de la guerra nuclear”.
¿Movilizar a quién y por qué?
La movilización parcial anunciada atañe a 300,000 reservistas, dando prioridad a personas que tengan experiencia militar.
No se han divulgado muchos detalles, salvo que los movilizados serán formados y equipados adecuadamente. No se anunció ningún calendario.
Los estudiantes y reclutas del contingente no serán movilizados al frente, prometieron las autoridades rusas.
Según el jefe de la comisión de Defensa del Parlamento, Andréi Kartapolov, se verán afectados principalmente los soldados y suboficiales reservistas de menos de 35 años, y los oficiales subalternos reservistas de menos de 45 años.
El ministro de Defensa, Serguéi Shoigu, explicó que esta movilización era necesaria para mantener los territorios ocupados en Ucrania.
La línea del frente “es de más de 1,000 km. Evidentemente, hay que reforzar esa línea y la retaguardia”, dijo.
¿Una apuesta de Putin?
Desde que se anunciaran los referendos de anexión, el martes, el Kremlin parece querer jugar a la escalada para obtener una rendición de Ucrania, poniendo la opción nuclear sobre la mesa.
“Es un ultimátum de Rusia a Ucrania y a Occidente: o Ucrania retrocede o habrá guerra nuclear”, comentó el martes la analista independiente Tatiana Stanovaya en Telegram.
El miércoles, Vladimir Putin recalcó que no se trata de “un bluf”.
Desde hace siete meses, Occidente ha manifestado su apoyo a Ucrania y le ha aportado ayuda militar y financiera.
En el plano militar, la movilización podría ser insuficiente para cambiar la realidad en el terreno, al menos inmediatamente, pues formar, equipar y enviar a 300.000 efectivos al frente supone un enorme desafío logístico para Rusia.