El acuerdo alcanzado con Rusia para la exportación de granos de Ucrania tiene una “importancia crítica” para llevar alimentos a países que están sufriendo hambre, aunque la guerra entre ambos países no es la causa de la actual crisis alimentaria en África, sobre la que ya había pistas claras hace un año.
“Si hablamos de hambre, ahora no es por la guerra en Ucrania. Hemos visto que los indicadores de una crisis alimentaria aparecía en África mucho antes de este conflicto, aunque sí ha complicado las cosas y ha agravado algunos problemas”, dijo hoy el presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Peter Maurer.
Esta crisis ha puesto a un paso de la hambruna a 22 millones de personas en el llamado Cuerno de África (Somalia, Etiopía, Kenia, Eritrea y Yibuti, más regiones de Sudán y Sudán del Sur).
En una conferencia de prensa para llamar la atención sobre esta situación, Maurer relató que los hospitales que operan organizaciones humanitarias en esas zona ya empezaban a registrar un fuerte aumento del ingreso de personas gravemente desnutridas, en particular niños y mujeres gestantes, hace más de un año.
“La guerra en Ucrania sólo nos ha puesto ante esta situación de forma más clara, y no es porque haya un acuerdo para la salida de granos de Ucrania que nos vamos a relajar. Tenemos que ver este asunto a largo plazo porque si no estaremos hablando de lo mismo dentro de uno, cinco y diez años”, agregó.
En la misma rueda de prensa, el presidente de la Federación Internacional de la Cruz Roja (FICR), Franceso Rocca, dijo que no menos de 24 países en todo África están sufriendo su peor crisis alimentaria en décadas como consecuencia de la sequía en algunas zonas, de inundaciones en otras, de la pandemia y de conflictos armados.
“Prevemos que la situación empeorará en el 2023, pero tenemos que movernos rápido para salvar tantas vidas como sea posible”, indicó.
La FICR es la mayor red de socorro humanitario del mundo y coordina el trabajo de las sociedades nacionales de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en los países musulmanes, mientras que el CICR aporta ayuda a las víctimas de conflictos y desastres, incluidos los que tienen causas climáticas.
Ambas organizaciones trabajan mano a mano en los contextos en los que su presencia es necesaria.
Actualmente, en la África Subsahariana -región que comprende a todos los países situados al sur del desierto del Sahara, un total de 49- uno de cada tres niños menores de cinco años sufre de malnutrición crónica y dos de cada cinco mujeres embarazadas sufren anemia por la poca comida a la que pueden acceder.
La mayoría de la población en esa parte del mundo vive con menos de US$ 1.90 al día.