Con la disminución del número de combatientes ucranianos atrincherados en un complejo siderúrgico de Mariúpol, los comandantes rusos podrían verse sometidos a una presión cada vez mayor para reubicar a sus tropas de la estratégica ciudad portuaria del sur de Ucrania en la ofensiva por el este del país, dijo el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña.
Más de 1,700 de los efectivos que defendían la planta de Azovstal se han rendido desde el lunes, según las autoridades rusas, en lo que parece ser la última fase de un sitio de casi tres sobre sobre la ciudad ahora arrasada.
En los combates por la región oriental del Donbás, 12 personas fallecieron y 60 viviendas quedaron destruidas por los ataques rusos en las ciudades vecinas de Severodonetsk y Lysychansk, en el noroeste de Luhansk, afirmó el gobernador regional, Serhiy Haidai, el viernes en Telegram.
Además del ataque de artillería del jueves, las tropas terrestres de Moscú intentaron asaltar Severodonetsk pero sufrieron bajas y se retiraron, explicó el Estado Mayor ucraniano en su parte de guerra diario.
En Mariúpol, un número desconocido de efectivos continuaban en el interior del enorme complejo de Azovstal, que es el último reducto de la resistencia ucraniana en la ciudad, un objetivo desde el inicio de la invasión que lleva varias semanas bajo control efectivo de los rusos.
Si la planta cae, es posible que Rusia destine las tropas desplegadas en la ciudad a reforzar sus operaciones en el Donbás, el corazón industrial del país, pero la persistencia de la férrea resistencia complicará o prolongará esta maniobra, afirmaron las autoridades británicas en su reporte diario de inteligencia.
“La firme resistencia ucraniana en Mariúpol desde el comienzo de la guerra significa que las fuerzas rusas en la zona deberán reequiparse y renovarse antes de que puedan volver a desplegarse de manera efectiva”, escribió el ministerio en Twitter.
“Los comandantes rusos, sin embargo, están bajo presión para lograr objetivos operativos demostrables. Esto significa que Rusia podría redistribuir sus fuerzas rápidamente sin la preparación adecuada, lo que podría generar un mayor desgaste de sus fuerzas”, agregó.
Los analistas han señalado que es posible que la mayoría de los efectivos rusos varados en esa batalla ya hayan abandonado la zona.
Pero sigue sin estar claro cuánto tiempo más podrán resistir aún los efectivos en Azovstal.
En un breve mensaje en video el jueves, el subcomandante del Regimiento Azov, que encabezó la defensa de la acería, dijo que él y otros combatientes continúan en el interior. “Hay una operación en marcha, de la cual no anunciaré los detalles”, dijo Svyatoslav Palamar.
Las tropas ucranianas, reforzadas con armamento occidental, frustraron el objetivo inicial de Rusia de asaltar la capital del país, Kiev, y han opuesto una firme resistencia a las tropas de Moscú en el Donbás, donde el presidente ruso, Vladimir Putin, ha puesto la vista ahora.
El Comité Internacional de la Cruz Roja afirmó el jueves que recopiló los datos personales de cientos de soldados que se rindieron — nombre, fecha de nacimiento y familiar más cercano — y los registró como prisioneros dentro de su rol para garantizar el trato humanitario a los prisioneros de guerra de acuerdo con las Convenciones de Ginebra.
Por su parte, Amnistía Internacional (AI) explicó en un tuit que el estatus de prisionero de guerra supone que los combatientes “no deben ser objeto de ninguna forma de tortura o maltrato”.
Al menos parte de los combatientes fueron trasladados por las fuerzas rusas a una antigua prisión en territorio controlado por los separatistas respaldados por Moscú. Otros fueron hospitalizados, según un funcionario separatista. La televisora estatal rusa distribuyó un video que mostraba lo que, según afirmó, eran soldados ucranianos heridos en la planta de Azovstal en un hospital de la región de Donetsk.