El gobierno de Rusia advirtió que imponer sanciones al presidente Vladimir Putin personalmente no le perjudicaría, pero sería “políticamente destructivo”, después de que el mandatario estadounidense, Joe Biden, dijo que estudiaría esa medida en caso de una invasión rusa de Ucrania.
Biden dijo el martes que las sanciones personales a Putin, aunque son una medida inusual, podrían considerarse como parte de una campaña concertada de Washington y sus aliados para convencer a Moscú de que cualquier nueva agresión contra Ucrania traería consigo costos rápidos y extendidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo que los congresistas y senadores estadounidenses que discuten las sanciones personales contra los máximos dirigentes rusos ignoran el hecho de que tienen prohibido legalmente tener activos, propiedades y cuentas bancarias en el extranjero.
Las sanciones individuales contra Putin serían “no dolorosas, (sino) políticamente destructivas”, dijo Peskov, quien había dicho con anterioridad que equivaldrían a la ruptura de relaciones diplomáticas.
Mientras los funcionarios iniciaban conversaciones a cuatro bandas en París, Rusia realizó nuevos ejercicios militares por tierra y mar y trasladó más paracaidistas y cazas a Bielorrusia, al norte de Ucrania, para lo que describe como maniobras conjuntas que se realizarán en ese país el próximo mes.
Ucrania dijo que Rusia, que ha concentrado decenas de miles de tropas cerca de su frontera pero ha negado tener planes de invasión, está tratando de sembrar el pánico. El ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, afirmó que el gobierno ruso no ha reunido aún suficientes fuerzas para una ofensiva a gran escala, pero que eso no significaba que no pueda hacerlo más adelante.
Casi ocho años después de que Rusia se apoderara de Crimea y apoyara a los combatientes separatistas en Donbass, en el este de Ucrania, la antigua república soviética se ha convertido en el punto de mira de la confrontación potencialmente más peligrosa entre Oriente y Occidente desde la Guerra Fría.
Rusia afirma que la crisis se debe a las acciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y de Estados Unidos, y exige a Occidente garantías de seguridad, incluida la promesa de la OTAN de no admitir nunca a Ucrania. Moscú ve a Ucrania como un amortiguador entre Rusia y los países de la OTAN.
Los aliados occidentales han amenazado con imponer sanciones económicas a Moscú si ataca a Ucrania, y Washington ha hablado con los principales países y empresas productoras de energía de todo el mundo sobre un posible desvío de suministros a Europa en caso de invasión.
La agencia de noticias Interfax citó al Ministerio de Defensa ruso diciendo que una unidad de paracaidistas fue desplegada en Bielorrusia el miércoles, un día después de trasladar fuerzas de artillería e infantes de marina antes de los ejercicios conjuntos del próximo mes.
También dijo que Rusia está trasladando aviones de combate Su-35 a Bielorrusia para los ejercicios “Resolución Aliada”.
La acumulación de fuerzas rusas en Bielorrusia, un estrecho aliado de Moscú y antigua república soviética al norte de Ucrania, crea un nuevo frente para un posible ataque.
La agencia de noticias RIA informó que más de 20 buques rusos comenzaron ejercicios en el Mar Negro, al sur de Ucrania.
Por otra parte, las fuerzas de artillería rusas de la región meridional de Rostov, fronteriza con Ucrania, iban a realizar prácticas de tiro el miércoles como parte de una inspección de preparación para el combate del Distrito Militar Meridional, informó el Ministerio de Defensa.