Preocupadas por los riesgos de conmoción cerebral, las instancias deportivas, especialmente en el fútbol, el rugby y el ciclismo, buscan limitar la frecuencia, no solo diagnosticarla, aunque suponga tocar las reglas del juego.
Fútbol: el juego aéreo
Para la FIFA, la principal tarea es la introducción de “un reemplazante permanente suplementario” en caso de que un jugador sufra conmoción, una decisión que podría tomar el próximo miércoles la International Board (Ifab), el órgano garante de las reglas del juego, y evitar así un segundo golpe en la cabeza en el mismo partido.
Pero paralelamente las instancias del fútbol se interrogan sobre la peligrosidad del juego de cabeza, que provoca la multiplicación de micro-traumatismos craneales, sin importancia a corto plazo pero muy peligrosos a largo.
Tras Estados Unidos en el 2015, la Federación Escocesa de Fútbol anunció en enero su intención de prohibir tocar el balón con la cabeza en el entrenamiento para los menores de 12 años.
El 18 de noviembre, el que fuera campeón del mundo con Inglaterra Geoff Hurst abogó por la prohibición del juego de cabeza en las categorías inferiores, tras haber perdido a varios compañeros con los que ganó el título en 1966 por demencia, que también sufre la leyenda del Manchester United Bobby Charlton.
La cuestión es sensible en el fútbol, porque el juego aéreo es parte de su esencia: despejes, goles y controles han forjado a algunos equipos campeones.
Rugby: los tackles
Con la profesionalización del rugby, la transformación física de los jugadores -más potentes y rápidos-, ha multiplicado la violencia de los choques y su peligrosidad.
Tras el deceso de cuatro jóvenes franceses, World Rugby se comprometió desde el 2019 a hacer test sobre el descenso de la línea de tackle, un gesto juzgado responsable de la mayoría de las conmociones, pasando en algunas competiciones de los hombros al pecho.
En Fiyi, Georgia y en el rugby amateur francés, hasta la categoría Federal 2, esta línea incluso ha descendido a la cintura y el tackle de dos está prohibido.
Según la Federación Francesa de Rugby, estas reglas han permitido hacer descender la tasa de placaje alto, el más peligroso, pero también ha favorecido el juego con la mano y el movimiento, en detrimento de los choques.
Ciclismo: la seguridad
Decretado obligatorio desde el 2003 por parte de la Unión Ciclista Internacional (UCI) tras la muerte de Andrei Kivilev, el casco no impidió los fallecimientos de Wouter Weylandt en el 2011 o de Bjorg Lambrecht en el 2019, víctimas de violentas caídas.
La UCI ha seguido trabajando para limitar los accidentes, que se producen normalmente a más de 70 kilómetros por hora: en enero reforzó las obligaciones de los organizadores de las carreras “en caso de condiciones meteorológicas extremas”, pidiendo cuidar el buen estado de los sectores no asfaltados, estableciendo un marco de trabajo para las motos de televisión.
La gravísima caída de Fabio Jakobsen a principios de agosto en la Vuelta a Polonia, en una llegada con trampa al ser en falso llano en descenso, ilustró la importancia del recorrido. La UCI prepara para el 2021 una evaluación de los trazados de las carreras, de la que se ofrecerán próximamente los detalles.