Las etiquetas de neutralidad climática en los menús de comida rápida pueden ayudar a que las personas en Estados Unidos ordenen menos carne de res –el alimento con el peor impacto en el clima– y opten por alimentos que tienen un menor impacto en el planeta, según una nueva investigación.
Los sistemas alimentarios son responsables de cerca de un tercio de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, gran parte de las cuales proviene de la cría de vacas y otros animales.
Las personas están buscando soluciones climáticas para reducir rápidamente sus emisiones de gases de efecto invernadero, y “uno de los mayores cambios que podemos hacer es reducir nuestro consumo de carne roja”, dijo Julia Wolfson, profesora asociada de la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg y una de los investigadores a cargo del nuevo estudio (la Escuela de Salud Pública Bloomberg de Johns Hopkins cuenta con el respaldo de Michael R. Bloomberg, fundador de Bloomberg LP y Bloomberg Philanthropies).
Buscando formas de cambiar el comportamiento de los consumidores, Wolfson y sus colegas de Johns Hopkins, la Universidad de Harvard y la Universidad de Michigan crearon un experimento para probar dos tipos de etiquetas de neutralidad climática en menús de comida rápida. Los investigadores se enfocaron específicamente en la comida rápida porque es una importante fuente de consumo de carne de vacuno en EE.UU. Normalmente, más de un tercio de los estadounidenses consume comida rápida en un día.
Usando el menú de una gran cadena de comida rápida como modelo, los investigadores idearon tres versiones de menú: una sin etiquetas de neutralidad climática, otra con etiquetas rojas debajo de cada opción de carne que advertían sobre un “alto impacto climático” y una tercera con etiquetas verdes que señalaban un “bajo impacto climático” en las opciones de pollo, pescado y comidas vegetarianas. Se asignaron cerca de 5,000 participantes al azar, quienes debían ver uno de los tres menú y luego selecciones una opción que hipotéticamente les gustaría ordenar para la cena.
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El grupo que recibió los menús con la etiqueta de alto impacto fue el que más evitó la carne de vacuno: el 61% de ellos ordenó una opción más sostenible, según el estudio publicado en la revista médica JAMA Open Network. Más de la mitad de las personas que vieron el menú con las etiquetas de bajo impacto, el 54.4%, eligieron una opción más sostenible, y poco menos de la mitad de quienes recibieron la versión sin etiquetas decidieron evitar la carne de vacuno.
“La principal conclusión es que ambas etiquetas aumentaron efectivamente la proporción de participantes que ordenaron una opción sostenible”, dice Wolfson, “pero la más efectiva fue la etiqueta de alto impacto climático en la opción con carne roja”.
Ese hallazgo “coincide con investigaciones anteriores que muestran que los mensajes con planeamientos negativos pueden ser más influyentes que los positivos”, dice Lindsey Smith Taillie, epidemióloga de nutrición de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, que no participó en el estudio. Citó investigaciones que muestran que las etiquetas al frente de los envoltorios de alimentos que advierten sobre un “alto contenido de azúcar” pueden llevar a una reducción del consumo.
Kristie Ebi, profesora de salud y clima de la Universidad de Washington que tampoco participó en el estudio, ve el resultado como una señal de que “con más información, la población estadounidense podría tomar mejores decisiones en términos de salud y sostenibilidad”. Se necesita más investigación para determinar el etiquetado de neutralidad climática más efectivo, y Ebi sugirió mirar la historia de las etiquetas de advertencia en los cigarrillos, que “han mejorado en términos de su efectividad”.
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Si bien la investigación sugiere que las etiquetas climáticas podrían ayudar a promover una alimentación más sostenible en un entorno de comida rápida, no es una prueba concluyente. “Este fue un estudio en línea con una elección hipotética de alimentos”, dice Wolfson. “Será realmente importante ver en el futuro si estos resultados y la magnitud de estos impactos se replicarán en entornos del mundo real donde las personas toman decisiones reales, gastan dinero real y luego tienen que comer los alimentos que escogen”.
Los investigadores también concluyeron que es más probable que las personas que seleccionaron la opción sin carne o más sostenible, independientemente de las etiquetas de neutralidad climática que vieron, consideren más saludable dicha opción, incluso si ese no fuera necesariamente el caso.
Ebi señaló que ninguna de las opciones del menú en el estudio de etiquetado era en realidad saludable, independientemente de su impacto climático. “Esto sugiere que los restaurantes de comida rápida necesitan más estímulo para ofrecer opciones de alimentos más saludables”.