El presidente de Kazajistán, Kasim-Yomart Tokáyev, anunció que las tropas de la alianza militar postsoviética Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) desplegadas en el país a raíz de las violentas protestas que sacudieron a la república centroasiática la semana pasada comenzarán a retirarse dentro de dos días.
“La principal misión de las fuerzas de pacificación de la OTSC ha concluido con éxito. En dos días comenzará una retirada gradual de las unidades. El proceso no se prolongará más de diez días”, señaló ante el Parlamento kazajo en una videoconferencia desde el palacio presidencial Akorda.
Tokáyev solicitó el pasado día 5 ayuda a la OTSC, liderada por Rusia y formada también por Armenia, Bielorrusia, Kirguistán y Tayikistán, además de Kazajistán, para reprimir la “amenaza terrorista” en el país, como ha calificado las protestas que comenzaron el día 2.
Los miembros de la organización, en lo que es su primera intervención en veinte años, enviaron en total 2,030 soldados a Kazajistán, la mayoría de Rusia, que lidera la alianza, según dijo el lunes el propio Tokáyev en la cumbre virtual de la OTSC.
Según el presidente, el país podría haber perdido el control sobre Almaty, principal foco de las protestas y la mayor ciudad y centro financiero del país, si no se hubiera recurrido a la OTSC.
“Profesionales trabajaron en la preparación de la toma del poder. Dado que se trataba de una agresión armada del terrorismo internacional contra nuestro país, Kazajistán apeló legalmente a sus socios en el Tratado de Seguridad Colectiva”.
Nursultán intenta justificar la represión y la presencia de la OTSC en Kazajistán por la “amenaza terrorista” al país, ya que asegura que los manifestantes son “delincuentes armados y preparados”, tanto locales como extranjeros, y “terroristas internacionales”, aunque no ha presentado pruebas.
Tokáyev, que el lunes dijo haber evitado un “intento de golpe de Estado”, señaló ayer también que se trataba de insurgentes procedentes “mayoritariamente de Asia Central, Afganistán y también de Oriente Medio” y que una vez terminada la investigación iniciada a nivel estatal presentará pruebas a la comunidad internacional.
El mandatario kazajo criticó hoy el proceder de algunos en el aparato de seguridad durante las protestas.
“No todos cumplieron su deber. En una serie de ciudades los jefes de los Departamentos de Seguridad Nacional, pese a contar con un arsenal de armas suficiente, sin presentar combate, abandonaron sus sedes, dejando allí armamento y documentación secreta”, dijo.
Al mismo tiempo, destacó el valor de los miembros de las fuerzas especiales de la policía en la lucha contra la “agresión terrorista” y señaló que los militares “actuaron dignamente”.
Las protestas, que estallaron por la duplicación del precio del gas licuado, utilizado en Kazajistán como una alternativa barata de la gasolina, pero que devinieron en disturbios en una expresión de descontento con las élites y la corrupción, fueron reprimidas por las fuerzas kazajas en una operación “antiterrorista”.
Durante su largo discurso, Tokáyev admitió que los beneficios del país rico en recursos naturales (petróleo, gas y uranio) no se reparten suficientemente.
“Los principales beneficiarios del crecimiento económico han sido los grupos financieros oligárquicos. Los oligopolios que se crearon limitaron seriamente el desarrollo del libre mercado y redujeron la competitividad del país”.
Las mayores manifestaciones en 30 años de independencia de Kazajistán se han saldado con más de 160 muertos, entre ellos 17 miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, y casi 10,000 detenciones, según las autoridades de la república centroasiática.
Hasta ahora se han iniciado 412 investigaciones prejudiciales en Kazajistán, incluido por presunto acto terrorista y homicidio, según la Presidencia.