Emmanuel Macron intensificó su oposición a un acuerdo comercial entre la Unión Europea y el bloque sudamericano Mercosur mientras enfrenta en su país protestas de agricultores provocadas en parte por la competencia extranjera.
La semana pasada, el presidente francés contactó a la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von Der Leyen, para solicitar que se pusiera fin a la actual ronda de negociaciones, según personas familiarizadas con el asunto.
Prisca Thevenot, una portavoz del Gobierno, confirmó que Francia le dijo a la líder de la rama ejecutiva de la UE que el acuerdo no debería llevarse a cabo a menos que los agricultores de los cuatro países sudamericanos estén sujetos a las mismas normas ambientales que los de Europa. La Comisión Europea declinó esclarecer, refiriéndose a su práctica de no comentar sobre conversaciones bilaterales.
La UE y los países del Mercosur (Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay) llevan más de dos décadas en conversaciones para lograr un acuerdo comercial. En 2019 se anunció un acuerdo, pero nunca se implementó en medio de nuevas exigencias ambientales de la UE.
La medida de Macron es, en última instancia, un esfuerzo por apaciguar a los agricultores franceses que han comenzado a bloquear las carreteras alrededor de París con sus tractores. Dos sindicatos de agricultores franceses piden un asedio a París, con el objetivo de presionar al Gobierno para más concesiones que alivien la carga de los crecientes costos y la burocracia.
Muchos manifestantes también señalan lo que describen como competencia desleal de países extranjeros que, según dicen, se ve facilitada por acuerdos de libre comercio como el Mercosur.
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A las autoridades de la UE les preocupa que las protestas de los agricultores, que también afectaron a partes de Bélgica el lunes, se propaguen posiblemente más.
Los agricultores también atacan el reciente Tratado de libre comercio con Nueva Zelanda, que el ministro de Agricultura francés, Marc Fesneau, defendió el lunes por la mañana calificándolo de importante. La UE aprobó el acuerdo con Nueva Zelanda en noviembre. Los agricultores también fueron una fuerza de oposición clave contra un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos que estaba congelado bajo la presidencia de Donald Trump.
La semana pasada, unos cien legisladores del partido de Macron enviaron una carta a von der Leyen para advertir sobre los “peligros” del Mercosur para los agricultores franceses, tildándolo de “anacrónico”.
En su intervención en una conferencia de las Naciones Unidas sobre el clima celebrada en Dubái en diciembre, Macron ya había dicho que las concesiones ambientales obtenidas por el bloque no eran suficientes, y agregó que los productos importados de los países del Mercosur tendrían “una huella de carbono repugnante”. Por el contrario, el canciller alemán, Olaf Scholz, viene pidiendo públicamente una rápida conclusión de las conversaciones.
Macron tiene previsto viajar a Brasil en marzo. Una persona cercana al presidente dijo que confiaba en que su posición sobre el Mercosur no afectaría la relación con Brasilia.
Las protestas de los agricultores, que comenzaron anteriormente este mes, ponen a Macron en una posición difícil ya que el Frente Nacional de Marine Le Pen busca capitalizar la situación. El presidente francés acaba de reorganizar su Gobierno y nombrar a un nuevo primer ministro, tras la aprobación en diciembre de una ley de inmigración divisiva con el apoyo de la extrema derecha, una medida que molestó a los miembros de tendencia de izquierda de su partido.
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