El aumento de la edad de jubilación de los 62 a los 65 años enfrenta al Gobierno liberal del presidente francés, Emmanuel Macron, con los dos movimientos que aspiran a contrarrestar el poder presidencial en las legislativas francesas del próximo día 12: la coalición de izquierdas Nupes y la ultraderecha de Marine Le Pen.
A una semana de las primera vuelta de unos comicios que ya comenzaron para los electores de las regiones de ultramar y residentes en el extranjero, cuándo jubilarse vuelve a situarse como un punto de fricción y de posible desgaste de la coalición de Macron “Ensemble!”, que busca reeditar una mayoría absoluta en el Parlamento.
En una entrevista concedida hoy a un grupo de medios franceses, el número dos del Gobierno y Ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, defendió el controvertido proyecto presidencial como esencial para el futuro de Francia.
La idea es la de “incitar a trabajar más tiempo” para “poder financiar nuestro sistema de protección social” y “nuestro sistema de financiación proporcional. Es absolutamente esencial para garantizar que siga la solidaridad entre generaciones en Francia”, aseveró.
La cuestión no es baladí para los franceses, acostumbrados a uno de los Estados de bienestar más generosos de Europa. Las encuestas muestran que más de dos tercios de asalariados están inquietos sobre la jubilación que les quedará y temen que su poder adquisitivo mengüe.
A pesar de que parte del electorado francés le diese la espalda en las presidenciales de abril por ese controvertido proyecto, Macron lo mantiene y ya anunció que deberá entrar en vigor a partir del verano de 2023.
Algunos expertos son menos alarmistas que el actual Gobierno. El Consejo de Orientación sobre las Jubilaciones, una instancia pública independiente y plural, muestra en su último informe, que data de 2021, que el sistema de pensiones no está en vías de colapsar.
Este panel de especialistas señala que, aunque el saldo será negativo los próximos 10 años, se prevé que sea positivo a partir de 2035.
Los principales adversarios de Macron, Le Pen y Mélenchon, han visto en la edad de jubilación un talón de Aquiles en el que centrar sus ataques. Mientras Le Pen quiere mantener la edad en los actuales 62 años, el líder de la Nupes pretende rebajarla dos años, hasta los 60.
Nupes, la inédita coalición que integran la Francia Insumisa, los Ecologistas, el Partido Socialista y el Comunista asegura, según los números de su programa, que un millón de nuevos empleos o un aumento de los impuestos de dos puntos para los que ganen más de 3,400 euros al mes serían suficientes para financiar la reforma.
Mélenchon, de 70 años, enarbola esa disminución de la edad de jubilación como un caballo de batalla de su campaña.
Nada más acabar las presidenciales del 24 de abril, el carismático líder de Nupes ha pedido insistentemente a los franceses una mayoría en el Parlamento que le permita investirse como primer ministro, imponiendo a Macron una cohabitación que Francia ya vivió a finales del siglo XX y a principios del XXI.
De acuerdo con los últimos sondeos, las expectativas de Nupes no se cumplirían, pero su notable progresión electoral impediría a la alianza liberal “macronista” repetir su mayoría absoluta, establecida a partir de los 289 asientos.
Aunque lograse el 42% de los votos en la segunda vuelta de abril, la ultraderecha de la Agrupación Nacional de Marine Le Pen quedará relegada a menos de 65 diputados, perjudicada por el sistema electoral mayoritario (y no proporcional como en muchos países europeos) y a dos vueltas.
Precisamente en su gran único mitin de campaña, desde su feudo de la localidad de Hénin-Beaumont (norte de Francia), donde se presenta a su reelección como diputada, Le Pen tildó hoy de “injusto y caduco” un sistema electoral que no refleja la elección real de los franceses.
Contrariamente a las presidenciales, las legislativas en Francia suelen suscitar poco interés en el electorado y este año no es una excepción. Según un sondeo, solo 38% siguen la campaña. La abstención se augura récord, con un poco más de 50%.