Imágenes de satélite publicadas este jueves mostraban lo que parecían ser fosas comunes cerca de Mariúpol, y las autoridades locales acusaron a Rusia de enterrar allí a hasta 9,000 civiles ucranianos con el fin de ocultar la matanza que se está produciendo en el asedio de la arrasada ciudad portuaria, que está casi totalmente bajo control ruso.
Las imágenes aparecieron horas después de que el presidente ruso Vladimir Putin reclamó la victoria en la batalla por Mariúpol, a pesar de que unos 2,000 combatientes ucranianos seguían atrincherados en una gigantesca siderúrgica. Putin ordenó a sus tropas que no asaltaran el bastión, sino que lo sellaran “para que no pase ni una mosca”.
La decisión del dirigente de aislar la planta de Azovstal podría indicar un deseo de contener a la resistencia y liberar a las tropas de Moscú para su despliegue en otras partes del este del país, consideró el Ministerio de Defensa británico en un reporte el viernes.
El proveedor de imágenes por satélite Maxar Technologies hizo públicas las fotos que —dijo— mostraban más de 200 fosas comunes en una ciudad donde, según las autoridades ucranianas, los rusos han estado enterrando a los residentes de Mariúpol que han fallecido en los combates.
Las imágenes mostraban largas hileras de fosas que se extendían desde un cementerio existente en la ciudad de Manhush hasta las afueras de Mariúpol.
El alcalde de Mariúpol, Vadym Boychenko, acusó a los rusos de “ocultar sus crímenes militares” al llevarse los cuerpos de los civiles de la ciudad y enterrarlos en Manhush.
Las fosas podrían albergar a hasta 9,000 muertos, afirmó el jueves el Ayuntamiento de Mariúpol en una publicación en la aplicación de mensajería Telegram.
Boychenko calificó las acciones rusas en la ciudad como “el nuevo Babi Yar”, en referencia al lugar de las múltiples masacres nazis que cobraron las vidas de casi 34,000 judíos ucranianos en 1941.
“Los cuerpos de los muertos fueron traídos por camiones y en realidad simplemente fueron arrojados en montones”, dijo un asesor de Boychenko, Piotr Andryushchenko, en Telegram.
El Kremlin no se ha pronunciado sobre las supuestas fosas hasta el momento. Cuando se descubrieron fosas comunes y centenares de civiles muertos en Bucha y otras localidades de los alrededores de Kiev tras la retirada de las tropas rusas, los funcionarios rusos negaron que sus soldados hubieran matado a civiles allí y acusaron a Ucrania de escenificar las atrocidades.
En un comunicado, Maxar dijo que una revisión de imágenes anteriores indica que las fosas de Manhush fueron excavadas a finales de marzo y ampliadas en las últimas semanas.
Después de casi dos meses de bombardeos que han dejado a Mariúpol prácticamente en ruinas, las fuerzas rusas parecen controlar el resto de la estratégica ciudad del sur, incluido su vital pero ahora muy dañado puerto.
Pero unos pocos miles de soldados ucranianos, según estimaciones de Moscú, han resistido obstinadamente durante semanas en la planta siderúrgica, a pesar de los ataques de las fuerzas rusas y de las repetidas exigencias de rendición. Según los funcionarios ucranianos, unos 1,000 civiles también están atrapados allí.
En lugar de enviar tropas para acabar con los defensores en un asalto frontal potencialmente sangriento, Rusia parece tener la intención de mantener el asedio y esperar a que los combatientes se rindan cuando se queden sin alimentos o municiones.
Boychenko refutó la noción de que Mariúpol haya caído en manos rusas. “La ciudad era, es y sigue siendo ucraniana”, declaró. “Hoy nuestros valientes guerreros, nuestros héroes, están defendiendo nuestra ciudad”.
La toma de Mariúpol representaría la mayor victoria del Kremlin hasta ahora en la guerra de Ucrania. Ayudaría a Moscú a asegurar una mayor región de la costa, a completar un puente terrestre entre Rusia y la península de Crimea —de la que se apoderó en el 2014— y a liberar más fuerzas para unirse a la batalla de mayor tamaño y potencialmente mayores consecuencias que se está librando por el Donbás, el corazón industrial de Ucrania.