Los máximos responsables del Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM), la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Comercio (OMC) hicieron un llamado internacional, sobre todo a los países desarrollados, para que tomen medidas ante la crisis alimentaria mundial y refuercen el Programa Mundial de Alimentos (PMA) además de retirar trabas al comercio.
En un comunicado conjunto, reclaman asimismo un aumento de la producción sostenible de alimentos y una mayor inversión agrícola para hacer frente a los efectos de la crisis climática.
Kristalina Groegieva (FMI), David Malpass (BM), Qu Dognyu (FAO), David Beasley (PMA) y Ngozi Okonjo-Iweala (OMC) firman este mensaje en el que piden la “ayuda inmediata” para los más vulnerables con más fondos para el programa de alimentos, medidas urgentes para facilitar el comercio mundial de alimentos y un aumento de la producción sostenible.
La pandemia del COVID-19, los problemas en la cadena de suministro y la guerra de Ucrania han provocado fuertes perturbaciones en los mercados de alimentos, combustibles y fertilizantes agrícolas, que están relacionados entre sí, y eso ha llevado a que aumente la población en riesgo alimentario.
El comunicado advierte que en junio de este año, el número de personas en riesgo alimentario grave, es decir, que sufren fuertes restricciones para acceder a una alimentación básica, ha aumentado hasta los 345 millones repartidos en 82 países, según datos del Programa de Alimentación de Naciones Unidas.
Un contexto que ha empeorado con la decisión de 25 países de restringir sus exportaciones ante la subida de precios, o con el encarecimiento de los fertilizantes agrícolas hasta el punto de doblar su precio en 12 meses, sin olvidar la subida del precio del gas natural.
Los firmantes piden liberar las reservas globales para bajar los precios y también reclaman a los gobiernos que aligeren las cargas fiscales para permitir un comercio global más fluido en este momento.
Reclaman también a los países desarrollados un mayor esfuerzo para ayudar a los países en desarrollo o más vulnerables, para que puedan afrontar el elevado coste de la alimentación y minimicen los riesgos de escasez.
Además, piden un desarrollo financiero que busque alternativas a los suministros bloqueados e inversiones en pesca y agricultura sostenibles para garantizar un mayor suministro alimentario.