Los votantes finlandeses deberán elegir en las elecciones del domingo a su próximo jefe de Estado, conscientes de que el presidente tendrá que afrontar tiempos convulsos por las crecientes tensiones con la vecina Rusia tras la entrada de Finlandia en la OTAN.
El candidato conservador, Alexander Stubb, mantiene una ligera ventaja a falta de pocos días para la segunda y definitiva vuelta -cuya votación por anticipado termina este martes-, aunque su rival, el ecologista Pekka Haavisto, ha ido recuperando terreno y amenaza con superarle en la recta final de la campaña.
Stubb, quien ha sido eurodiputado, primer ministro y titular de tres carteras ministeriales, aglutina gran parte del voto de centro-derecha y de ultraderecha, mientras que a Haavisto, exministro de Exteriores, lo respalda el electorado ecologista y de centro-izquierda.
Consenso en política exterior y de seguridad
Ambos aspirantes tienen posturas bastante similares en cuanto a las políticas de exterior, defensa y seguridad, la principal competencia del presidente, por lo que los votantes deberán echar mano de su inclinación política y sus simpatías personales hacia los candidatos para decantarse.
Charly Salonius-Pastenak, investigador del Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales (FIIA), explicó a EFE que el amplio consenso entre los dos rivales en estas cuestiones se debe a que los mayores cambios en la política de defensa y seguridad de Finlandia ya se han producido.
“Existen diferencias retóricas, pero en realidad no hay grandes diferencias en cuanto a la pertenencia a la OTAN o la contribución de Finlandia a las distintas operaciones aliadas. Así que realmente es más una cuestión de detalles que de la visión de conjunto”, aseguró este experto.
Históricamente Stubb siempre ha sido más partidario de la adhesión a la OTAN, pero por otro lado Haavisto es el ministro de Exteriores que apareció en la televisión y dijo que Finlandia necesitaba entrar en la OTAN, en parte para estar bajo el paraguas nuclear, añadió.
En su opinión, los cambios acaecidos en el contexto internacional en los últimos años han llevado a ambos candidatos a modificar sus posturas, en especial Haavisto, quien, cuando fundó el partido Los Verdes hace varias décadas, “nunca imaginó que iba a ser el ministro que metiera a Finlandia en la OTAN”.
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Cambio de estrategia tras la invasión de Ucrania
Finlandia, como país no alineado, centró durante décadas su estrategia de defensa en sus propias capacidades militares, basadas en la obligatoriedad del servicio militar para los varones -las mujeres pueden hacerlo de forma voluntaria- y un cuerpo de reservistas de 900,000 efectivos.
Este enfoque cambió a raíz de la invasión rusa de Ucrania, que llevó al país nórdico a buscar mayores garantías de seguridad mediante su ingreso urgente en la OTAN y la firma de un acuerdo bilateral de cooperación militar con Estados Unidos, lo que despertó las iras de Moscú.
Tampoco ayudó a aliviar las tensiones el hecho de que, tras la ofensiva rusa, Finlandia decidiera conceder ayuda militar a una nación en guerra, Ucrania, por primera vez en ocho décadas.
Después de este radical cambio de rumbo, Finlandia empezó a sufrir misteriosas averías en sus infraestructuras críticas, ciberataques a sus instituciones y una inusual avalancha de refugiados a su frontera con Rusia, incidentes que Helsinki califica como agresiones híbridas por parte del Kremlin.
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Liderazgo contra la amenaza rusa
El aumento de las tensiones ha dado especial relevancia a estos comicios presidenciales, ya que en esta ocasión los finlandeses buscan por encima de todo un jefe de Estado que sea capaz de afrontar cualquier tipo de amenaza que venga de Rusia.
En este sentido, los dos aspirantes se esfuerzan en destacar sus dotes de mando en los debates y coinciden en que el presidente debería seguir siendo el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas y el máximo representante del país nórdico en la OTAN.
La principal diferencia entre ambos es que Stubb no descarta permitir el tránsito de armamento nuclear por territorio finlandés -algo que prohíbe la legislación vigente- y es partidario de establecer una base aliada permanente en el país, dos medidas que Haavisto no comparte.
En cambio, Stubb descarta la propuesta de Haavisto de ampliar la obligatoriedad del servicio militar o el servicio social sustitutorio a las mujeres, con el objetivo de mejorar las capacidades de defensa y resiliencia.
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