Una cosecha abundante ayudó a Luiz Inácio Lula da Silva a desafiar las expectativas económicas pesimistas durante su primer año de regreso a la presidencia de Brasil. Sin embargo, la voluble Madre Naturaleza está a punto de dificultar la repetición de la hazaña en 2024.
El Niño —un fenómeno meteorológico con un historial de disrupciones en potencias agrícolas como Brasil— regresó con fuerza en el verano sudamericano y desató lluvias torrenciales en algunas partes del país y dejó a otras inusualmente secas.
Como resultado de ello, se dispararon los precios de productos básicos como el arroz y las patatas, lo que desafía tanto los planes del banco central de continuar con los recortes de tasas de interés que exigía Lula como sus promesas de campaña de reducir los precios para los brasileños comunes y corrientes.
“El Niño es peor de lo esperado”, dijo Adriano Valladao, economista de Banco Santander Brasil SA. “Prevemos que la inflación será peor en enero y el clima afectará a los alimentos más volátiles”.
En diciembre, la inflación anual continuó desacelerándose dentro del rango objetivo del banco central, según mostraron los datos oficiales publicados la semana pasada. Pero los precios de los alimentos contrarrestaron la tendencia, ya que los efectos climáticos de El Niño —que ya han perturbado la producción y provocado problemas en regiones de Asia— comenzaron a golpear a Brasil.
Las patatas, el arroz, las frutas y los frijoles se volvieron más caros en medio de las altas temperaturas y las fuertes lluvias, mientras que el costo total de los alimentos en el hogar —donde los efectos son más pronunciados— aumentó un 1.3%, mucho más rápido que el incremento del 0,75% del mes anterior.
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Los economistas están empezando a revisar a la baja las estimaciones de crecimiento. Y si el fenómeno cíclico resulta tan intenso como lo fue hace casi una década, podría agregar hasta 0.8 puntos porcentuales a los totales acumulados de inflación general para 2023 y 2024, estimó la mayoría de los analistas que participaron de una encuesta del banco central en diciembre.
El Niño ha hecho que el banco central aumente sus estimaciones de inflación, dijo la semana pasada Diogo Guillén, director de política económica de la autoridad monetaria, en un evento virtual organizado por JPMorgan Chase & Co.
Pero, añadió, “no es algo que lo cambie todo”.
Precios en aumento, pronósticos a la baja
En Sudamérica, Perú y Colombia enfrentan mayores peligros por El Niño, debido a los posibles impactos en la energía hidroeléctrica, la agricultura y la pesca, señaló William Jackson, economista jefe de mercados emergentes de Capital Economics.
Argentina, por otra parte, probablemente gozará de algunos beneficios del fenómeno que podrían ayudarle a aliviar el nivel récord de sequía que ha devastado la economía.
“En términos de riesgos, Brasil se encuentra en algún punto intermedio”, aseveró Jackson.
Algunas zonas de Brasil también podrían beneficiarse de las tormentas relacionadas con El Niño. Pero la importancia de la agricultura para su economía significa que, incluso pequeñas interrupciones en las cosechas en otras regiones, pueden plantear riesgos considerables. Los meteorólogos ven que el impacto de El Niño en Sudamérica comienza a debilitarse, pero la escasez de producción provocó que Itaú Unibanco SA revisara su pronóstico del PBI agrícola para 2024 al 0.7%, por debajo de una estimación anterior del 2.5%.
“En un escenario extremo”, dijo Natalia Cotarelli, economista de Itaú, “podríamos ver un PBI agrícola negativo”.
Incluso si El Niño sigue siendo relativamente leve, no se espera que el sector agrícola crezca en 2024, según Felippe Serigati, investigador del centro de estudios de agronegocios de la Fundación Getulio Vargas.
Otros efectos de El Niño ya son más claros. Tormentas extremas en el sur de Brasil, una importante zona agrícola, provocaron inundaciones que retrasaron la siembra de este año en Rio Grande do Sul, el principal estado productor de arroz del país. Como resultado, los precios al por mayor del arroz subieron un 40% en 2023 y, solo en diciembre, aumentaron casi un 6%.
“El costo de la cosecha de este año ha subido significativamente debido a los desafíos climáticos”, dijo Alexandre Velho, agricultor y director de Federarroz, una asociación de productores de arroz.
Los precios de las legumbres y los tubérculos frescos, como las patatas, aumentaron un 8.1% el mes pasado, según datos oficiales, tras las malas cosechas en la región sur. El costo de las patatas aumentó un 19% en diciembre.
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Es probable que los productos se encarezcan en los próximos meses, dijo Margarete Boteon, profesora de economía de la Universidad de São Paulo. El clima lluvioso también afectó las cosechas de trigo y probablemente provocará un aumento de los precios de la harina, según el grupo de productores Abitrigo.
Mientras tanto, los centros agrícolas del norte y centro de Brasil recibieron menos lluvia de lo esperado, lo que ha reducido las proyecciones para la soja, el principal producto agrícola de exportación de Brasil. Los productores de Mato Grosso, la mayor fuente de soja, informaron de la necesidad de replantar el 4% del área, lo que se traduciría en mayores costos, según el instituto de economía rural del estado.
No se espera que los precios de las oleaginosas aumenten, pero ahora parece seguro que muchos agricultores enfrentarán pérdidas financieras, dijo Leonardo Alencar, analista de XP Inc. Empresas como SLC Agricola SA, en tanto, ya han revisado a la baja sus previsiones.
Riesgos crecientes
A las autoridades brasileñas les puede servir de consuelo el hecho de que América Latina hasta ahora haya experimentado efectos relativamente leves, dijo Jackson de Capital Economics.
El Niño hizo que el banco central de Colombia se mantuviera cauteloso durante meses mientras sus principales homólogos sudamericanos reducían las tasas de interés, pero en diciembre realizó su primer recorte en tres años.
El Niño azotó a Perú el año pasado y contribuyó a empujar su economía a la recesión. Pero sus perspectivas han comenzado a mejorar y, si bien persisten los riesgos, está aumentando la posibilidad de que en 2024 no experimente efectos o estos sean débiles, dijo el banco central la semana pasada.
En Asia, por el contrario, el aumento de la inflación obligó a muchas autoridades monetarias a posponer los ciclos de flexibilización que habían planeado iniciar en el segundo semestre de 2023.
Aun así, El Niño resalta el creciente riesgo que conlleva el clima extremo para los países que dependen ampliamente de la agricultura para estimular sus economías, especialmente a medida que los principales eventos climáticos, incluidas inundaciones y sequías inesperadas, se vuelven más frecuentes. Eso probablemente hará que el clima sea un factor aún más importante para la inflación y el desempeño económico.
“Los riesgos a largo plazo derivados del cambio climático harán que los fenómenos meteorológicos severos sean más frecuentes y probablemente conduzcan a una inflación más alta y más volátil”, explicó Jackson.
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