Cada mes, el sastre salvadoreño Julio Ramírez recibe una pequeña transferencia bancaria desde Estados Unidos de sus dos hijas, quienes deben pagar unos pocos dólares en comisiones por la transacción.
El gobierno de El Salvador dice que su histórica adopción de bitcóin como moneda de curso legal a partir de esta semana ahorrará a los connacionales que viven en el extranjero millones de dólares en cargos por transferencia si, en cambio, usan la criptomoneda para enviar su dinero a casa.
Más de 2.5 millones de salvadoreños viven en el extranjero, la mayoría en Estados Unidos, y en el 2020 enviaron casi US$ 6,000 millones, equivalente al 23% del Producto Bruto Interno (PBI) del país.
Pero Ramírez, quien tiene un pequeño taller en Colón, un municipio pobre a 19 kilómetros al oeste de la capital, San Salvador, afirmó que ni él ni sus hijas en California tienen intención de usar la moneda digital. Lo ven peligroso.
“Dicen que no van a hacer uso de esa forma de envío porque con esto de que pueden perder el dinero, no me puede llegar”, confesó a Reuters el sastre, de 60 años. “No pensamos arriesgarnos en ningún momento, ni ellas ni yo”, agregó.
A partir del martes, cuando El Salvador se convertirá en el primer país del mundo en reconocer el bitcóin como moneda de curso legal, el presidente Nayib Bukele ha dicho que cualquier ciudadano puede descargar la billetera digital gubernamental, llamada “CHIVO”, una palabra local que significa “bueno”, para aceptar pagos en la criptomoneda o en dólares.
Una vez instalada la aplicación en sus teléfonos, podrán retirar dólares de los cajeros automáticos respaldados por el Gobierno.
Las encuestas sugieren que Bukele, de 40 años, es el gobernante más popular de América Latina. Pero tres meses después de que lanzó su plan bitcóin, el escepticismo respecto a la iniciativa sigue siendo generalizado y la mayoría de los salvadoreños se oponen a su adopción, según muestran los sondeos.
El mandatario argumenta que la criptomoneda mejorará la situación de los salvadoreños y enfatiza que su uso es opcional en el empobrecido y dolarizado país centroamericano.
“Nuestro pueblo paga $ 400 MILLONES al año en comisiones por las remesas”, escribió el presidente en Twitter en agosto. “Solo ese ahorro será un beneficio enorme para nuestra gente (o al menos para quien así lo desee)”, añadió.
Pero Ramírez remarcó que, incluso si a sus hijas les cobraban entre 10 y 15 dólares por cada 100 enviados a casa, la volatilidad de bitcóin y la falta de información sobre la moneda significaban que no es una opción viable. El sastre detalló que recibe alrededor de 150 dólares al mes.
Muchos salvadoreños encuestados en un estudio reciente de la Universidad Centroamericana (UCA) argumentan que la cibermoneda solo beneficiará a los ricos, los inversores extranjeros, el Gobierno, los empresarios y los bancos.
Reuters habló con una decena de salvadoreños que envían o reciben remesas, y solo uno, el gerente de un restaurante con sede en Los Ángeles, Salvador Amaya, de 51 años, señaló que planeaba usar el bitcóin.
“Todo es un riesgo (...) si nunca arriesgas, nunca vas a pasar de lo que somos”, dijo por teléfono. “Confío en el presidente que tenemos y, si él lo está haciendo, es porque él sabe lo que está haciendo”, agregó.
Volatilidad
Los otros nueve no vieron las cosas de esa manera.
Saida Rosales, una ama de casa de 27 años que recibe dinero de su madre en Estados Unidos todas las semanas, reveló que teme las rápidas fluctuaciones en el valor del bitcóin, que pueden variar en miles de dólares en un solo día.
“He escuchado que es como una tasa de valores, que sube y baja. Imagínese, un día mi mamá me deposita ahí y, cuando venga a ver, haya bajado y sea menos de lo que ella mande”, expresó. “No creo que lo utilicemos”, advirtió.
La mayor parte del dinero enviado a El Salvador en el 2020 provino de Estados Unidos, seguido de Canadá, España e Italia. Del monto total, el 61.4% provino de empresas de remesas y el 37.8% a través de instituciones bancarias, según datos oficiales.
Un estudio del Banco Central del 2015 mostró que más de una quinta parte de los hogares salvadoreños dependen de las remesas para sobrevivir, y el Gobierno está duplicando la estrategia de bitcóin.
La administración de Bukele está instalando cajeros automáticos para la billetera digital “CHIVO” en varios consulados de Estados Unidos con el fin de promover las transferencias de dinero a través de la plataforma, según un funcionario diplomático que habló bajo condición de anonimato.
El Ministerio de Relaciones Exteriores no respondió a una solicitud de comentarios sobre el plan. Un portavoz de la Presidencia explicó que el Gobierno proporcionaría detalles en los próximos días.
Mario Pérez, un vendedor ambulante de ropa interior de 78 años, manifestó que la volatilidad de bitcóin y la incertidumbre prevaleciente sobre cómo usarlo para las transacciones eran un desvío.
“No pienso usarlo”, afirmó mientras iba a cobrar una transferencia bancaria en dólares que su hermana le envía ocasionalmente desde Estados Unidos. “Ni para remesa ni para trabajarlo”.