El expresidente Evo Morales se encamina a ser reelecto como el líder del mayor sindicato cocalero, desde donde pretende relanzar su carrera política en una Bolivia polarizada en torno a su figura tras la crisis de fines del 2019 que precipitó su renuncia y posterior exilio.
Cinco de las seis federaciones de cocaleros de la región del Chapare han propuesto a Morales como presidente de la organización y la plenaria ratificará la decisión el lunes en la tarde, dijo la dirigente Leonilda Zurita, quien preside una de las comisiones del congreso cocalero que finalizará con la elección de sus dirigentes.
Por 36 años Morales dirigió a los cocaleros del Chapare incluso en los 14 años que ocupó la presidencia del país (2005-2014), cuando delegó el mando, y podría retomar la batuta del sindicato que lo lanzó a la arena política en los años 90 enfrentando a la política de erradicación de coca alentada por el gobierno Estados Unidos.
Su elección se da en un clima de polarización entre una oposición arrinconada que acusa a Morales de fraude electoral en las elecciones de octubre del 2019 en las que buscaba su cuarto mandato consecutivo pese a que un referendo le hacía negado esa posibilidad.
En tanto, el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), que Morales lidera, acusa a los opositores de golpe de Estado en las protestas que cobraron la vida de 37 manifestantes y precipitaron su renuncia y la asunción de la presidenta interina Jeanine Áñez, presa desde hace seis meses acusada, entre otros delitos, de terrorismo, conspiración y masacre.
El MAS volvió al gobierno con el presidente Luis Arce hace 11 meses, pero la oposición y los analistas señalan a Morales de estar “detrás del poder” y de la “persecución judicial” que llevó al encarcelamiento de más de medio centenar de opositores.
Morales y el gobierno de Arce buscan “aniquilar” a la oposición democrática, dijo a The Associated Press el expresidente Carlos Mesa, líder del mayor partido opositor, y lamentó el “silencio” de la comunidad internacional ante la “ola de persecución”.
“Hemos recuperado la patria, hemos recuperado la democracia”, dijo por su parte Morales la víspera en una reunión abierta con los cocaleros reunidos en congreso y descartó una reconciliación, como demandan varios sectores. “No hay reconciliación con los golpistas, nos ganan o les ganamos”, dijo.
Morales mantiene el apoyo en los sectores rurales, las barriadas y, sobre todo, en los sindicatos, pero su poder ha mermado. El segundo sindicato cocalero más fuerte, en el norte de La Paz, cuestiona su liderazgo, así como organizaciones indígenas que el lunes protagonizaban una marcha antigubernamental para exigir respeto a sus territorios supuestamente avasallados por afines al gobierno.