Un nuevo impuesto a las entidades financieras españolas podría reducir en un 4% los beneficios de los principales bancos del país, según estimaciones de analistas de Morgan Stanley.
Banco Santander SA, el mayor banco del país, podría registrar una caída del 3.5% en los beneficios de 2023 si el Gobierno opta por aplicar el impuesto como un gravamen de 10 puntos básicos sobre los depósitos, escribieron el martes en una nota los analistas de Morgan Stanley Alvaro Serrano y Alistair M Woods. Banco Bilbao Vizcaya Argentaria SA podría sufrir un impacto en el beneficio por acción del 4.6%.
Aunque todavía se desconocen los detalles sobre cómo funcionará el impuesto, los analistas basaron sus estimaciones en el objetivo general del Gobierno de recaudar unos 1,500 millones de euros (US$ 1,510 millones) al año con el impuesto.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, había anunciado previamente en la jornada que España impondrá nuevos impuestos a las grandes entidades financieras y a las empresas eléctricas como parte de un paquete para hacer frente a la crisis, y que ambas medidas tendrán una duración de dos años.
La inflación se ha convertido en una de las principales preocupaciones de Sánchez. Los precios subieron un 10% en junio, frente a un alza cercana al 9% en la eurozona.
El anuncio borró unos 5.200 millones de euros en valor de mercado de los cinco principales bancos cotizados en España.
La medida contra los bancos “va en contra del principio de igualdad y distorsiona el mercado”, dijo José Luis Martínez, portavoz de la Asociación Española de Banca, en un comunicado enviado por correo electrónico. “Tampoco hay ejemplos de una medida así en los principales países europeos”.
Las acciones de los bancos españoles se desplomaron el martes: CaixaBank SA cayó un 8.6%, Banco de Sabadell SA perdió un 7.4% y BBVA y Santander registró un descenso del 3.7%.
La mayoría de las entidades crediticias españolas, incluida CaixaBank, son en general bancos minoristas nacionales con sus principales negocios en España. Las principales excepciones son BBVA y Santander, que cuentan con grandes operaciones en el extranjero, principalmente en mercados emergentes como Turquía, Brasil y México.