Los votantes españoles soportaron el fuerte calor veraniego y el domingo acudían a las urnas en unas elecciones generales que podrían llevar a España a la lista de miembros de la Unión Europea que viran a la derecha.
El Ministerio del Interior informó que a las 2 de la tarde la participación era de más de 40%, es decir 2.5% mayor que en las elecciones de noviembre de 2019.
El presidente del gobierno, Pedro Sánchez, convocó las elecciones anticipadas tras el duro revés de su Partido Socialista y su socio de ultraizquierda, Unidas Podemos, en las elecciones regionales y municipales de mayo. Sánchez gobierna desde 2018.
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Las urnas abrieron a las 9 de la mañana y los 36 millones de votantes podrían depositar sus boletas hasta las 20:00 Habría resultados casi definitivos en torno a la medianoche.
La mayoría de los sondeos para los comicios del domingo mostraban como favorito al conservador Partido Popular, liderado por Alberto Núñez Feijóo, que fue el más votado en mayo, aunque probablemente necesitaría el apoyo del grupo de ultraderecha Vox, dirigido por Santiago Abascal, si quiere formar un gobierno.
Esa coalición devolvería a una fuerza de ultraderecha al gobierno español por primera vez desde la transición democrática del país a finales de la década de 1970 tras los casi 40 años de régimen del dictador Francisco Franco.
Un gobierno del PP y Vox supondría que otro miembro de la UE se mueve firmemente a la derecha, una tendencia que ya se ha visto en Suecia, Finlandia e Italia. Países como Alemania y Francia están preocupados por lo que podría suponer ese giro en la política migratoria y medioambiental de la UE.
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Los dos principales partidos de izquierdas españoles son partidarios de la cooperación europea. En la derecha, el PP también está a favor de la UE, pero Vox no.
España acababa de iniciar su turno de presidencia de la Unión Europea. Sánchez esperaba utilizar ese periodo de seis meses para mostrar los avances de su gobierno. Una derrota de los socialistas podría suponer que el PP toma las riendas de la presidencia europea.
Sánchez fue el primero en votar el domingo, en un centro electoral en Madrid.
Más tarde comentó sobre el gran número de medios extranjeros que cubrían los comicios, y dijo que “significa que lo que vaya a suceder hoy aquí va a ser muy importante, no solamente para nosotros únicamente, sino también para Europa. Y creo que eso tiene también que hacernos reflexionar”.
“No quiero tampoco decir si estoy optimista o no”, añadió. “Tengo buenas vibraciones”.
Los socialistas y un nuevo movimiento llamado Sumar que reúne por primera vez a 15 partidos de izquierdas pequeños aspiran a conseguir una victoria inesperada. Sumar está liderado por la segunda vicepresidenta del gobierno, Yolanda Díaz, la única mujer entre los cuatro principales candidatos.
Díaz pidió que todo el mundo acudiera a votar y recordó que la libertad de hacerlo no siempre había existido en España.
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“Lo que nos jugamos hoy es mucho, seguramente para las gentes de mi generación son las elecciones más importantes”, comentó Díaz tras votar.
“Nos jugamos levantarnos mañana con más derechos, más democracia y más libertad”, añadió.
No se espera que ningún partido alcance la mayoría absoluta, y las alternativas son básicamente otra coalición izquierdista o una alianza de la derecha y la ultraderecha.
Feijóo, el favorito en los sondeos, apuntó que “es evidente que nos jugamos muchas cosas, nos jugamos qué modelo queremos, que país (...), tener un gobierno sólido, tener un gobierno fuerte”.
Abascal, el líder de Vox, dijo que esperaba que una gran participación permitiera cambiar de dirección al país.
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El gobierno de Sánchez ha dirigido a España durante la pandemia del COVID-19 y gestionado una desaceleración económica impulsada por la inflación y agravada por la invasión rusa de Ucrania.
Pero su dependencia de partidos minoritarios para mantener su gobierno a flote, incluidas formaciones separatistas catalanas y vascas, y la aprobación de varias leyes progresistas podría costarle el puesto al mandatario.
A los partidos conservadores les disgusta todo de Sánchez, al que acusan de traicionar y arruinar a España. Prometen revocar docenas de sus leyes, muchas de las cuales han beneficiado a millones de ciudadanos y miles de empresas.
Alejandro Bleda, de 45 años, no dijo a quién había votado pero indicó que se había inclinado por los partidos de izquierdas. “Tal como está la polarización en este país, es (...) o 50 años de atraso o seguir en progreso”, dijo.
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En juego había “muchas libertades, las de muchos derechos sociales, la sanidad pública, la educación pública, derechos LGTBI”, dijo Bleda tras votar en la escuela pública Palacio de Valdés en el centro de Madrid con su esposa y su hijo.
Los votantes elegían a 350 diputados de la cámara baja del Congreso y a 208 senadores.
Carmen Acero, de 62 años y que votó al Partido Popular, comparó a Sánchez con el líder venezolano Nicolás Maduro y dijo que había votado porque “seguir con Pedro Sánchez es el infierno”.
Acero, que llevaba una bandera de España en su celular, acusó a Sánchez de ser un “asesino” por aliarse con un pequeño partido regional vasco, Bildu, que incluye a algunos exmiembros del ya desaparecido grupo armado separatista ETA.
Sus principales preocupaciones, señaló, eran “la unión de España, la unión de España, el trabajo, la seguridad”.
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La votación se celebra en pleno verano, cuando millones de personas estarían probablemente lejos de sus centros de votación habituales. Pero las solicitudes de voto por correo se han disparado y las autoridades estiman una participación en torno al 70%.
El gobierno indicó que todos los centros electorales funcionaban con normalidad y sin incidentes.
Tras un mes de olas de calor, se esperaba una temperatura sobre los 35 grados Celsius (95 Fahrenheit) para la jornada, entre 5°C y 10°C por encima de lo normal en muchos puntos del país.