Un programa de entrenamiento diseñado para ayudar a tratar la orina de vaca de una manera más sostenible podría ayudar a minimizar el impacto ambiental de las sustancias tóxicas producidas por los desechos.
Si bien la discusión sobre los efectos de las industrias cárnica y láctea sobre el clima se ha centrado en gran medida en las emisiones de metano del ganado, la orina de vaca es otra área de preocupación tanto para la salud del aire como de la tierra, según científicos de la Universidad de Auckland y del Instituto Leibniz para Biología de Animales de Granja en Alemania, que diseñaron el nuevo programa.
La orina de vaca tiene una alta concentración de nitrato, una sustancia que, a medida que se descompone en contacto con el suelo, conduce a la contaminación de la tierra y de los flujos de agua cercanos si no se maneja adecuadamente. También produce óxido nitroso, un gas de efecto invernadero 300 veces más potente que el dióxido de carbono. Combinada con las heces, la mezcla crea amoniaco, otro contribuyente a las emisiones tóxicas.
Según los científicos, el programa de control de esfínteres para terneros no es muy diferente de cómo se le enseña a los niños pequeños a ir al baño. En una prueba de 16 vacas, los investigadores recompensaron a los animales con comida cuando orinaban en un corral de letrina específico, llamado “MooLoo”. Sin embargo, si el ganado no se contenía y soltaba antes de tiempo, se le rociaba con agua fría.
La ampliación del programa podría reducir los cúmulos de orina dañinos en potreros y granjas, dijeron los investigadores.
“Si pudiéramos recolectar el 10% o el 20% de las micciones, sería suficiente para reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero y la lixiviación de nitratos”, dijo Douglas Elliffe, profesor de psicología en la Universidad de Auckland que ayudó a diseñar el programa. “Hemos demostrado el concepto de que podemos entrenar a las vacas, y entrenarlas fácilmente”.
No es la primera vez que se intenta entrenar los hábitos de micción de las vacas, pero los resultados de este estudio fueron más concluyentes, dijeron los investigadores. Después de 15 días de entrenamiento, las tres cuartas partes de los terneros aprendieron el conjunto completo de habilidades en 20 a 25 micciones. Eso es más rápido que el tiempo que le toma a un niño pequeño promedio adquirir el hábito, dijeron los científicos en el informe, que fue publicado en la revista científica Cell Biology.
“Esto es muy emocionante porque significa que estaban prestando atención a que su vejiga se llenara”, dijo Lindsay Matthews, una académica que se ha especializado en las preferencias de aprendizaje del ganado y también participó en el experimento.
Las industrias de la carne y los lácteos se enfrentan a desafíos de fuentes alternativas de proteínas, como la carne de imitación y las leches vegetales, ya que los consumidores toman cada vez más decisiones basadas en preocupaciones ambientales y de salud. Las vacas han figurado en algunos de los experimentos más innovadores para hacerlas más verdes, incluyendo cócteles de kombucha para reducir las emisiones de metano de las vacas y mascarillas que capturan los eructos.
Los investigadores dicen que la industria láctea de Nueva Zelanda ya mostró interés en MooLoo, mientras los agricultores del país se preparan para un esquema de comercio de emisiones que entrará en vigor en todo el sector agrícola en el 2025. El esquema podría gravar las emisiones de las granjas si no se logra suficiente progreso para mejorar las credenciales ecológicas de la industria.
Los científicos dijeron que los hallazgos podrían aplicarse de manera más amplia para extraer y reutilizar nutrientes, como nitrógeno y fósforo, de la orina recolectada de la vaca.
“Lo que hemos hecho aquí es ciencia nueva, así que hay muchas formas de impulsarla”, dijo Matthews.