Al calor de la inflación imparable, el Banco Central de Argentina informó que pondrá en circulación billetes de 10,000 y 20,000 pesos a partir de junio.
Según la entidad emisora, estas nuevas denominaciones —equivalentes a unos 12 y 24 dólares, respectivamente— “facilitarán las transacciones entre los usuarios y harán más eficiente la logística del sistema financiero”.
La medida pone de relieve la constante pérdida del poder adquisitivo del peso a causa de la inflación, que está devorando los bolsillos de los argentinos.
Es una postal común ver a los argentinos pagando en efectivo con fajos de billetes cada vez más abultados debido a la creciente pérdida del valor del papel moneda.
Argentina registró en diciembre una inflación mensual de 25.5% y cerró el 2023 con una variación interanual de 211.4%, la peor medición de los últimos 32 años. Son datos que ratifican al país sudamericano como uno de los de mayor inflación del mundo.
Para encontrar un registro similar a la inflación de diciembre pasado hay que remontarse a febrero de 1991, cuando alcanzó 27%.
El nuevo billete fue anunciado la víspera, unos siete meses después de que comenzara a circular el de 2,000 pesos (US$ 2.39 en la actualidad) —el último de mayor valor.
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El billete de 10,000 pesos tendrá las imágenes de Manuel Belgrano, uno de los principales próceres de la independencia argentina, y de María Remedios del Valle, quien peleó codo a codo con los hombres en la guerra que condujo a la emancipación.
El protagonista del billete de 20,000 pesos será Juan Bautista Alberdi, inspirador de la Constitución Nacional de 1853. Además, estarán ilustrados la casa natal de ese abogado, diplomático, economista, escritor, filósofo, periodista y político argentino.
El presidente Javier Milei, un economista ultraliberal que ha prometido fulminar la inflación con medidas ortodoxas como la drástica reducción del déficit fiscal, advirtió que seguirán transcurriendo varios meses con una pronunciada alza del costo de vida y “números horribles” porque “todavía queda un proceso de reacomodamiento de precios relativos”.
Las políticas de desregulación de los precios, sumadas a la devaluación de más de 50% que aplicó el gobierno tras asumir el 10 de diciembre indujeron una dinámica inflacionaria, coincidieron economistas.
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