El centro Viasna (Primavera), principal organización de derechos humanos en Bielorrusia, estimó en 1,207 el número de presos políticos bajo la última dictadura de Europa.
A la lista se han sumado otras doce personas, algunas de las cuales han sido condenadas por supuestamente insultar al presidente, Alexandr Lukashenko, según informa Viasna en su página web.
Otros recibieron hasta cuatro años de cárcel por desacato al tribunal o insultar a representantes del Estado, en alusión a las fuerzas de seguridad.
Viasna denuncia el aumento de los casos de persecución penal por difamación contra los símbolos nacionales como la bandera o el escudo.
Por todo ello, la organización llama a las autoridades bielorrusas a “liberar inmediatamente a todos los presos políticos y suspender la represión política contra sus ciudadanos”.
La mayoría de los presos políticos han sido condenados desde las elecciones presidenciales de agosto del 2020, cuando estallaron las mayores protestas antigubernamentales en la historia de la antigua república soviética.
El detonante fue el fraude denunciado por la oposición y Occidente que llevó a que Lukashenko, en el poder desde 1994, fuera reelegido con más del 80 % de los votos.
Entonces, Lukashenko, que acusó a Occidente de instigar las protestas, lanzó una campaña de represión de la oposición, de las organizaciones de derechos humanos y de los ciudadanos de a pie que apoyaban las protestas.
La dirigente opositora, María Kolésnikova, premio Sájarov a la libertad de conciencia, fue condenada a 11 años de cárcel, mientras que otro aspirante a la Presidencia, el banquero Víctor Babariko, fue sentenciado a 14 años por presuntos delitos económicos.
Precisamente, el KGB bielorruso incluyó esta semana a Kolésnikova y al abogado Maxim Znak, condenado a diez años de prisión, en la lista de implicados en actividades terroristas.
El resto de opositores, incluido su líder, Svetlana Tijanóvskaya, y decenas de miles de bielorrusos se han tenido que exiliar en países como Polonia o los países bálticos.
El régimen de Lukashenko ha sido objeto de numerosas sanciones internacionales, que se han multiplicado por su apoyo a Rusia en su “operación militar especial” en Ucrania.
Kiev acusa a Minsk de ceder su territorio para que las tropas rusas accedieran a la zona de exclusión de la central nuclear de Chernóbil en las primeras horas de la contienda, algo que Lukashenko niega categóricamente.