Los inversionistas argentinos aplaudieron la victoria mayor de lo esperado del economista libertario Javier Milei en las elecciones presidenciales del domingo y sus promesas de abrir paso a una radical reestructuración de la segunda economía más grande de Sudamérica.
Los bonos extranjeros más líquidos del país subían en las operaciones matutinas del lunes en Europa, mientras los operadores evaluaban las posibilidades del outsider de cambiar las políticas que han llevado al país a su sexta recesión en una década con una inflación de 140%.
Los bonos con vencimiento en 2035 y 2041 subían 0.6 y 0.8 centavos por dólar, respectivamente, con lo que se ubicaban entre los 20 con mejor desempeño en los mercados emergentes en el día. Ambos valores todavía cotizan por debajo de los 30 centavos por dólar.
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“Esta es la oportunidad para un nuevo comienzo”, dijo Jorge Piedrahita, fundador de Gear Capital Management, en Nueva York.
Se espera que el peso se debilite en los mercados paralelos que se usan para eludir los controles cambiarios, lo que refleja el plan de Milei de reemplazarlo por el dólar. El domingo, retrocedió a alrededor de 1,000 por dólar en las bolsas locales de criptomonedas. Eso corresponde a una caída de 8% frente al precio del viernes, de alrededor de 920 por dólar. Los mercados locales están cerrados el lunes por un feriado nacional.
“Es probable que el peso siga bajo una gran presión”, dijo Leandro Galli, gestor de cartera de deuda de mercados emergentes de JPMorgan Asset Management. “Probablemente se reduzca la brecha cambiaria entre los indicadores basados en el mercado y el tipo de cambio oficial, lo que podría conducir a una aceleración de la inflación durante el próximo año”.
La victoria de Milei corona una grandilocuente campaña que prometió soluciones radicales a lo que describió como décadas de políticas gubernamentales equivocadas. Prometió recortar el gasto público y cerrar el banco central en un intento por controlar la inflación y apuntalar las cuentas fiscales, políticas que podrían ser una bendición para los inversionistas en bonos que ya pronostican que se avecina otro default.
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Galli, de JPMorgan Asset Management, dijo que esto abre la puerta a “un plan de consolidación fiscal y reformas potencialmente más severos”, que podrían brindar cierto apoyo a los bonos en dólares de la nación. Sin embargo, las ventajas se ven limitadas por las preocupaciones sobre la transición, la gobernabilidad y los riesgos de implementación.
El domingo por la noche, en su discurso tras la victoria, Milei evitó mencionar esas soluciones radicales, y prefirió mostrar un tono más moderado donde puso de relieve la grave condición de la economía.
“Hoy comienza el fin de la decadencia argentina”, afirmó. “Vamos a llevar adelante las ideas que la historia ha demostrado que funcionan” y, “dentro de 35 a 50 años, Argentina va a estar de pie y va a ser una potencia mundial”.
Durante un segundo discurso ante sus seguidores afuera de su sede de campaña, Milei gritó su característico lema: “¡Viva la libertad, carajo!” Sin embargo, moderó su discurso sobre el cierre del banco central, para mencionar, en su lugar, la necesidad de solucionar sus problemas.
Con el 99% de los votos escrutados, Milei obtuvo casi el 56% de apoyo, frente al 44% del ministro de Economía, Sergio Massa, quien representaba la continuidad del Gobierno peronista existente. Las encuestas previas a las elecciones mostraban que Milei tenía solo una leve ventaja, por lo que había una sensación entre los inversionistas de que el fuerte mandato podría facilitar la implementación de sus políticas.
Si bien Milei llamó la atención por peculiaridades que eran atípicas para un potencial jefe de Estado —su inusual peinado, el amor por sus perros clonados y su inclinación por hacer campaña con una motosierra—, ganó seguidores entre los inversionistas por su promesa de marcar el comienzo en Argentina de una era favorable a las empresas. El crecimiento económico es difícil de alcanzar, el peso ha perdido más del 90% de su valor en cuatro años y alrededor del 40% de la población vive en la pobreza.
“Es un voto a favor de las reformas, pero con tremendos riesgos de ejecución”, afirmó Patrick Esteruelas, titular de investigación de Emso Asset Management. “La ventaja se verá limitada por el escepticismo sobre si podrá sobrevivir políticamente a un ajuste con un limitado apoyo en el Congreso”.
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