La concentración de gases de efecto invernadero tocó un récord el año pasado y el mundo está “muy lejos” de frenar el alza de las temperaturas, afirmó la Organización de las Naciones Unidas (ONU), un aviso de la dura tarea a la que se enfrenta la discusión sobre el clima en Glasgow para evitar niveles peligrosos de calentamiento.
Un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) de la ONU mostró que el dióxido de carbono aumentó a 413.2 partes por millón en el 2020, lo que supone un alza mayor que el promedio de la última década, pese a la disminución temporal de las emisiones durante los confinamientos por COVID-19.
El secretario general de la OMM, Petteri Taalas, afirmó que el ritmo actual de aumento de los gases que atrapan el calor provocaría un alza de la temperatura “muy superior” al objetivo del Acuerdo de París del 2015 de 1.5° centígrados por encima de la media preindustrial en este siglo.
“Estamos muy lejos de la meta. Tenemos que revisar nuestros sistemas industriales, energéticos y de transporte, así como todo nuestro modo de vida”, afirmó, y pidió que se profundicen dramáticamente los compromisos en la conferencia COP26 que comienza el domingo.
La ciudad escocesa de Glasgow estaba dando los retoques finales antes de la cumbre del clima, que puede ser la última oportunidad del mundo para limitar el calentamiento global al límite máximo de 1.5° a 2° centígrados sobre la temperatura promedio preindustrial, establecido en el Acuerdo de París.
“Va a ser muy, muy dura esta cumbre”, dijo el primer ministro británico, Boris Johnson, durante una rueda de prensa con niños.
“Estoy muy preocupado porque podría salir mal y podríamos no conseguir los acuerdos que necesitamos, y es una cuestión de tanteo, es muy, muy difícil, pero creo que se puede hacer”, añadió.
El gobierno alemán anunció que la canciller Angela Merkel viajará a Glasgow para participar.
Hay mucho en juego
Lo que está en juego para el planeta es enorme, entre ello el impacto en los medios de vida económicos de todo el mundo y la futura estabilidad del sistema financiero mundial.
El príncipe heredero de Arabia Saudita declaró el sábado que el principal exportador de petróleo del mundo pretende alcanzar emisiones “netas cero” de gases de efecto invernadero, producidos en su mayoría por la quema de combustibles fósiles, en el 2060, diez años más tarde que Estados Unidos.
Un plan oficial presentado en Ottawa mostró que los países desarrollados confían en poder alcanzar su meta de entregar más de US$ 100,000 millones al año a los países más pobres para hacer frente al cambio climático en el 2023, con tres años de retraso.
El plan sobre cómo alcanzar el objetivo, elaborado por Canadá y Alemania, instó a los países desarrollados a colaborar más y se quejó de que la financiación privada no había estado a la altura de las expectativas.
Una encuesta de Reuters a economistas concluyó que para alcanzar el objetivo de París de cero emisiones netas de carbono se necesitarán inversiones en la transición ecológica por valor de 2% a 3% de la producción mundial cada año hasta el 2050, mucho menos que el costo económico de no hacer nada.
Los gobiernos han gastado desde enero del 2020 un total de US$ 10.8 billones -o un 10.2% de la producción mundial- en respuesta a la pandemia del COVID-19.
No tenemos tiempo
Una trayectoria “sin cambios” que conduzca a aumentos de temperatura de 1.6°, 2.4° y 4.4° centígrados para el 2030, 2050 y 2100, respectivamente, supondría una pérdida de producción de 2.4% para el 2030, de 10% para el 2050 y de 18% para el 2100, según la mediana de las respuestas a la encuesta.
En Londres, los activistas del clima reanudaron su campaña de bloqueo de las principales carreteras interrumpiendo el tráfico en el distrito financiero de la ciudad, mientras que en Madrid unas pocas decenas de personas realizaron una sentada de protesta, bloqueando brevemente la Gran Vía.
“Las emisiones de gases de efecto invernadero están provocando catástrofes climáticas en todo el planeta. No tenemos tiempo. Ya es tarde y si no nos unimos a la acción contra lo que está pasando, no tendremos tiempo de salvar lo que aún queda”, dijo Alberto, un sociólogo de 27 años que participaba de la protesta.