El tratamiento del COVID-19 con el fármaco fluvoxamina, usado con frecuencia para la depresión, reduce el riesgo de hospitalizaciones prolongadas, revela un estudio que publica The Lancet.
Su uso en pacientes externos con diagnósticos tempranos -y considerados de alto riesgo- también rebaja la necesidad de mantenerlos bajo largos periodos de observación en “unidades de emergencia”, destacan los autores de un ensayo aleatorio desarrollado por el colectivo TOGETHER.
La fluvoxamina, explican, es uno de los fármacos más antiguos de la clase de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), y se receta para tratar la depresión mayor en muchos países y para el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
Los ensayos de TOGETHER arrancaron en junio del 2020 con el objetivo de probar la eficacia de ocho tratamientos, mientras que la fluvoxamina comenzó a administrarse en enero del 2021 en un grupo de adultos brasileños positivos por COVID-19, sintomáticos, no vacunados y de alto riesgo.
A 741 sujetos se les trató con 100 miligramos del fármaco dos veces al día durante diez días y 756 recibieron dosis de placebo.
Después de 28 días de observación, los investigadores constataron que solo el 10.6% de los medicados tuvo que permanecer durante más de seis horas en una “unidad de emergencia” u hospitalizados, frente al 15.7% de los que recibió el placebo.
Los resultados, subrayan, demuestran que la reducción absoluta del riesgo de hospitalizaciones o cuidados prolongados fue de 5%, mientras que la relativa fue de 32%.
Aunque la cuestión de la mortalidad no fue el principal objeto de estudio, precisan, un análisis secundario de pacientes que recibieron al menos el 80% de las dosis de fluvoxamina registró un solo fallecimiento, frente a los 12 del grupo placebo.
“El desarrollo de las vacunas y las campañas han sido efectivas e importantes para reducir el número de nuevos casos sintomáticos, de hospitalizaciones y muertes por COVID-19. Sin embargo, el COVID aún presenta riesgos para individuos en países con pocos recursos y acceso limitado a las vacunas”, señala en un comunicado Edward Mills, de la Universidad McMaster (Canadá) y coinvestigador principal del estudio.
Por ello, resalta la importancia de identificar terapias “baratas, ampliamente disponibles y eficaces” para el COVID, como la fluvoxamina, que además de su valor como fármaco “reutilizable” fue seleccionada para este ensayo por sus “propiedades antiinflamatorias”.
Este medicamento puede reducir la producción de moléculas inflamatorias, llamadas “citocinas”, que pueden “desarrollarse por la infección del coronavirus SARS-CoV-2″, observa Angela Reiersen, de la Universidad de Washington Saint Louis (EE.UU.) y coautora del texto.