La Junta Europea de Riesgo Sistémico (JERS) considera que los efectos directos de la invasión de Rusia a Ucrania para los fondos de inversión son pequeños porque sus tenencias de activos rusos eran pequeñas y había pocas conexiones con los bancos rusos.
Pero “los efectos indirectos son más difíciles de trazar y puede que tarden tiempo en materializarse”, añade la JERS en su sétimo informe anual del 2022 sobre la intermediación financiera no bancaria en la Unión Europea (EU).
Esta edición incluye un análisis inicial de la invasión de Rusia a Ucrania a finales de febrero del 2022 y las sanciones impuestas a Rusia posteriormente.
El impacto directo en la intermediación financiera no bancaria es pequeño, pero está concentrado en unas pocas instituciones, según la JERS.
A finales del 2021 las tenencias directas de emisores rusos de los fondos de inversión y otras instituciones financieras eran de menos de 45,000 millones de euros y consistían principalmente en acciones listadas.
Otras instituciones financieras son vehículos financieros, distribuidores de valores y derivados y corporaciones financieras que prestan.
Debido a la caída de los precios de las acciones, estas tenencias bajaron a menos de 10,000 millones de euros a finales de marzo del 2022.
La exposición a derivados de divisas del rublo aumentó en los dos primeros meses del 2022, pero cayó posteriormente en abril.
La exposición bruta a los seguros de impago de deuda soberana rusa era de 2.200 millones de euros a finales de abril del 2022.
La invasión de Ucrania no ha desencadenado salidas duraderas o de gran escala de fondos de la zona del euro.
Sin embargo, las sanciones a los bancos rusos, la prohibición de transacciones a los inversores extranjeros y la exclusión de instrumentos rusos de muchos índices de referencia han creado dificultades de valoración de fondos que tienen activos rusos.
Hasta el 7 de abril, 123 fondos de la UE, incluidos fondos cotizados y fondos del mercado de dinero con activos netos de 13,500 millones de euros, suspendieron los reembolsos porque los gestores eran incapaces de determinar el valor justo de la cartera.
En algunos casos, añade la JERS, los fondos de inversión establecieron compartimentos de propósito especial para separar los instrumentos rusos de la cartera y mitigar el riesgo de liquidez.
Este permite a los gestores escindir en dos los fondos, separando de su cartera los activos problemáticos con escasa o nula negociación en el mercado.
Respecto al impacto indirecto, la JERS dice que la elevada volatilidad y los aumentos de los precios en los mercados de materias primas, sobre todo del petróleo y el gas natural, resultaron en llamadas de márgenes para derivados compensados, que podrían crear riesgos de liquidez.
Cuando los precios subieron contrapartes con posiciones cortas tuvieron que establecer márgenes de variación para cubrir pérdidas de mercado.
Debido a la elevada volatilidad, todas las contrapartes tuvieron que establecer márgenes adicionales para cubrir pérdidas en el futuro.
En caso de incumplimiento de una contraparte, el margen protege a la otra parte mediante la absorción de pérdidas a través de la garantía proporcionada por la entidad incumplidora.
Esto afectó a los productores de energía que usan los mercados de derivados para protegerse de cambios en los precios a los que se les exigió liquidez a comienzos de marzo.
Esto también afectó a los precios de los metales, como el níquel, cuyo precio se disparó en el mercado de metales de Londres (LME) después de que un inversor redujera elevadas posiciones cortas en bolsa y en derivados de níquel extrabursátil OTC comprando futuros de níquel.
Después de la subida de los precios del níquel, el LME suspendió su negociación durante cinco días el 8 de marzo y canceló las transacciones concluidas ese día, una decisión que igual no es legal.
Durante el cierre del mercado, las posiciones y precios en el LME no se actualizaron y no hubo llamadas de márgenes.
Lo ocurrido con el níquel subraya que posiciones grandes y concentradas, desconocidas para los inversores y reguladores, como ocurrió con Archegos, y la falta de cortocircuitos pueden crear fuertes movimientos en los mercados, advierte la JERS.
Las exposiciones de los fondos de inversión a los derivados de energía son pequeñas, de menos de 3,000 millones de euros en abril del 2022 y están concentradas en fondos de alto riesgo y fondos en materias primas.
Los fondos de inversión tienen posiciones largas en derivados de electricidad, gas natural y petróleo.
Los fondos y otras instituciones financieras han invertido una gran parte de sus carteras de bonos corporativos en empresas que consumen mucha energía con una calidad de crédito más baja.
Esos bonos corporativos tienen más riesgo de crédito por la subida de los precios de la energía y podrían crear pérdidas entre el 8% y 4% en esas carteras de bonos.