Una modesta publicidad que difundió la campaña de Joe Biden en Texas planteó nuevos interrogantes en torno a la posible vulnerabilidad de Donald Trump en un bastión republicano que registra un fuerte brote de coronavirus.
En ella, el casi seguro candidato demócrata a la presidencia en las elecciones de noviembre ignora totalmente a Trump. Y se presenta como alguien que puede levantarle el ánimo al país en medio de la pandemia, un papel que el presidente se niega a asumir a pesar de las exhortaciones de sus correligionarios.
“El virus es fuerte, pero Texas es más fuerte todavía”, dice Biden en el aviso. “Quiero que cada estadounidense sepa que, si está enfermo, si enfrenta penurias, si no sabe si va a llegar al final del día, yo no lo abandonaré. Estamos todos juntos en esto”.
La campaña de Trump se mofó el martes de esa osada inversión e incluso muchos demócratas se mostraron escépticos respecto a las posibilidades de Biden en Texas. El aviso en un estado que no vota por los demócratas desde hace 44 años, no obstante, refleja hasta qué punto la pandemia puede afectar el mapa electoral.
Mientras que estados gobernados por los demócratas como Nueva York y Nueva Jersey han frenado la propagación del virus, otros que votaron por Trump hace cuatro años y se han resistido a tomar medidas estrictas, como la Florida, Texas y Arizona, registran fuertes brotes.
Ya antes de la pandemia, los demócratas tenían en la mira a la Florida y Arizona. Texas, en el que los demócratas cifran grandes esperanzas de cara al futuro por los cambios demográficos y el crecimiento de la población hispana, asomó como otro estado posiblemente a su alcance al intensificarse la pandemia.
La semana pasada fue la que registró más muertes por el virus en Texas y el sistema de salud está al límite de su capacidad en algunas regiones. El gobernador Greg Abbott ha dicho que es previsible que las cifras asociadas con el virus sigan subiendo.
“Estamos en uno de los puntos más candentes entre los puntos candentes del país”, dijo el representante demócrata Colin Allred, de Dallas. “Creo que los texanos se dan cuenta de lo que pasa y pueden ver quién es responsable del hecho de que no tengamos una respuesta (al virus). Y que ven a Joe Biden como alguien muy atractivo”.
Allred, no obstante, no pronostica una victoria de Biden en Texas en noviembre.
“Creo que es posible. Pero todavía tenemos mucho que hacer”, declaró en una entrevista. “Todos seremos juzgados en base a lo que hicimos o dejamos de hacer en esta crisis”.
La campaña de Biden dijo que la publicidad de Texas era parte de un plan que incluye también avisos en Texas, Arizona, Florida y Carolina del Norte. Como parte de esa iniciativa, difundirán videos digitales en los que Biden llama a familiares de víctimas del coronavirus en esos estados.
El portavoz de la campaña de Trump Tim Murtaugh dijo que las publicidades eran “una farsa total”.
“Ojalá Joe Biden piense que tiene posibilidades en Texas. Lo alentamos a que gaste más dinero allí”, manifestó. Es dinero que no gastará en cuatro estados que votaron por los demócratas hace cuatro años y que Trump tiene en la mira: Minnesota, New Hampshire, Nuevo México y Nevada, según Murtaugh.
“Tenemos muchos más recursos que Joe Biden”, agregó. “Que siga gastando dinero en estados como Texas. Es dinero tirado a la basura”.
Entre la gente de Biden abunda el escepticismo respecto a si Texas está a su alcance.
Y el dinero no sobra. Texas tiene casi dos docenas de mercados. Cualquier intento serio por ganar ese estado requeriría una inversión de decenas de millones de dólares. Y ninguna organización que apoya a los demócratas ha mostrado interés alguno en hacer campaña allí.
Molly Ritner, subdirectora de la unidad que coordina las actividades de la campaña de Biden en los distintos estados, dijo que el manejo que he hecho Trump de la pandemia permite albergar esperanzas en estados como Arizona y Texas, donde los demócratas no hubieran tenido posibilidades.
La campaña de Biden, por otro lado, no había ignorado a Texas. Ha realizado numerosas actividades desde marzo y Beto O`Rourke, que alcanzó proyección nacional tras darle un susto a Ted Cruz en las elecciones por una banca en el Senado hace dos años y se postuló a la presidencia, ha estado muy activo en los últimos días promocionando la candidatura de Biden.
“Lo que se está viendo, ya sea en Texas, Arizona, Florida o Carolina del Norte, es que la fallida respuesta de Trump a la pandemia y su total descalabro en el manejo de la crisis han hecho que estos estados, en los que ya pensábamos que teníamos posibilidades, sean más competitivos todavía”, expresó Ritner. “Los votantes están viendo de primera mano lo que significa una presidencia de Trump. Es algo que mete miedo”.
Robin Armstrong, médico de una unidad de cuidados intensivos y miembro del Comité Nacional Republicano, dijo que hubo un marcado aumento en las hospitalizaciones por razones asociadas con el virus en las últimas semanas. Con frecuencia se trata de gente joven, señaló.
Pero opinó que es “absurdo” responsabilizar a Trump por este incremento.
“Creo que hay que culpar al sitio de donde viene el virus, al hecho de que no nos enteramos antes, aunque también pienso que hubo muchas fallas en nuestra burocracia, sin duda”, manifestó. Insinuó que la comunidad médica y los gobiernos locales son también responsables por no haber emitido mensajes consistentes.
Armstrong admitió que los números de Trump no son tranquilizadores, “sobre todo en este ambiente que tenemos ahora”.
“Las encuestas lo tienen abajo, pero en la privacidad de las cabinas de los centros de votación, sus números subirán considerablemente”, aseguró.