Las espantosas imágenes y relatos provenientes de ciudades ucranianas como Bucha luego del retiro de las tropas rusas dan testimonio de depravación a una escala que hace recordar los actos de barbarie en Camboya, los Balcanes y la Segunda Guerra Mundial.
La pregunta ahora es: ¿Qué hacer con este sufrimiento?
Luego de que las autoridades ucranianas revelaron el hallazgo de más de 400 cadáveres de civiles, un coro ha resonado en los niveles más altos del poder político de Occidente, pidiendo rendición de cuentas, acciones judiciales y castigo.
El lunes, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski dijo que estas muertes eran genocidio y crímenes de guerra, y el mandatario estadounidense Joe Biden señaló que su homólogo ruso Vladimir Putin es un criminal de guerra que debería ser enjuiciado.
Pero el camino para lograr que el presidente y otros funcionarios de alto rango de Rusia sean responsabilizados penalmente es largo y complejo, advierten abogados especializados en derecho internacional.
“Indudablemente que el descubrimiento de cadáveres que presentan señales de ejecuciones —como heridas de bala en la cabeza— es evidencia sólida de crímenes de guerra”, señaló Clint Williamson, quien fue embajador general de Estados Unidos para Asuntos de Crímenes de Guerra del 2006 al 2009.
“Cuando las víctimas son halladas con sus manos atadas, sus ojos vendados e indicios de tortura o agresión sexual, se trata de un caso aún más convincente. Estas acciones no son permitidas bajo ninguna circunstancia, sin importar si las víctimas son civiles o personal militar que fue hecho prisionero”, manifestó.
No hay razón para creer que los rusos aceptarán haber cometido crímenes de guerra. El Ministerio de Defensa de Rusia aseveró el domingo que “ni un solo civil ha enfrentado un acto de violencia de parte de las fuerzas militares rusas”, y el ministro ruso del Exterior, Serguei Lavrov, dijo que las escenas de las afueras de Kiev son una “provocación antirrusa orquestada”.
La Corte Penal Internacional (CPI), que por lo general sólo juzga a un puñado de perpetradores de alto nivel, ha iniciado una investigación por las atrocidades en Ucrania. Fiscales ucranianos han lanzado miles de pesquisas penales, y fiscales de Polonia, Alemania, Lituania, Letonia, Estonia, Francia, Eslovaquia, Suecia, Noruega y Suiza han abierto sus propias investigaciones. Además, está aumentando el número de exhortaciones para la creación de un tribunal especial que enjuicie a Rusia por el crimen de agresión en Ucrania.
Para armar un caso por crímenes de guerra, los fiscales deben recabar evidencia forense y balística, como lo harían en cualquier caso de asesinato, a fin de establecer la causa y circunstancias de las muertes de las víctimas. También necesitan demostrar que el crimen ocurrió en el contexto de un conflicto armado actual, lo que es claramente el caso de Ucrania.
Para armar un caso por crímenes contra la humanidad, los fiscales deben dejar demostrado además que los crímenes formaron parte de ataques generalizados y sistemáticos contra civiles al, por ejemplo, mostrar patrones de conducta sobre la manera en que la gente fue asesinada en Bucha, Motyzhyn, Irpín y otras poblaciones.
Luego viene la tarea más difícil de establecer quién es responsable, creando una cadena de evidencia para vincular la escena del crimen con líderes civiles o militares de alto rango. Con frecuencia el primer eslabón de esa cadena es conocer cuáles fuerzas estuvieron presentes cuando se cometieron las atrocidades y bajo órdenes de quién actuaban.
“Si uno desea investigar las cadenas de mando y los perpetradores, es importante analizar y recopilar información sobre dónde se encuentra cada unidad”, afirmó Andreas Schüller, director del Programa de Crímenes Internacionales y Rendición de Cuentas del Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos en Berlín. “Uno necesita vincular la evidencia de todo el aparato militar. Los documentos podrían ser filtrados, o testigos podrían hablar y revelar operaciones internas de planeación”.
Armar un caso hasta las últimas consecuencias —llevar a Putin y a otros líderes a que rindan cuentas de manera individual por crímenes de guerra contra la humanidad— será difícil, sostienen expertos legales.
“Uno debe demostrar que ellos sabían o que ellos podrían haber sabido o deberían haber sabido”, dijo Philippe Sands, un destacado abogado británico y profesor de la University College de Londres. “Existe el riesgo real de que uno termine enjuiciando a personas de nivel medio en tres años, y los principales responsables de este horror —Putin, Lavrov, el ministro de Defensa, la gente de inteligencia, personal militar y los financieros que lo respaldaron— terminen libres de culpa”.
Sería más fácil pescar a Putin por el crimen de agresión, esto es, el acto de llevar a cabo una guerra despiadada y sin provocaciones contra otro país. Pero la Corte Penal Internacional no tiene jurisdicción sobre Rusia por el crimen de agresión dado que Rusia, al igual que Estados Unidos, no pertenece a la CPI.
En marzo, docenas de abogados y políticos destacados, entre ellos el ministro ucraniano del Exterior Dmytro Kuleba y el ex primer ministro británico Gordon Brown, lanzaron una campaña para crear un tribunal especial que llene este resquicio legal y enjuicie a Rusia por el crimen de agresión a Ucrania.
Se están llevando a cabo negociaciones sobre cómo crear realmente tal tribunal a fin de que cuente con amplia legitimidad, ya sea a través de un organismo internacional como las Naciones Unidas o bajo los auspicios de varios Estados individuales. El Tribunal de Núremberg fue creado por la Unión Soviética, Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia para que los líderes nazis rindieran cuentas después de la Segunda Guerra Mundial.
Sands, quien también está a favor de la iniciativa, señaló que, sin importar cuál sea su peso legal, las imágenes que están saliendo de Ucrania fortalecen la voluntad política de hacer que Rusia rinda cuentas.
(*) Este artículo forma parte de una investigación en curso de The Associated Press y Frontline que incluye la experiencia interactiva War Crimes Watch Ukraine y un documental próximo.