La secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen, avisó que el país podría incurrir en un impago de la deuda nacional el 15 de diciembre y urgió al Congreso a aprobar lo antes posible una suspensión del techo de endeudamiento.
La advertencia de Yellen, sin embargo, supone buenas noticias para Estados Unidos que iba a quedarse sin fondos para hacer frente a los pagos de la deuda dos semanas antes, el 3 de diciembre, de acuerdo con las estimaciones iniciales del Departamento del Tesoro.
En una carta al Congreso, Yellen explicó que había revisado esos cálculos iniciales tras la aprobación de un paquete legislativo de US$ 1.2 billones para las infraestructuras del país y había llegado a la conclusión de que el Gobierno tendrá dinero suficiente hasta el 15 de diciembre.
No obstante, advirtió que el flujo de caja que el Ejecutivo tiene a su disposición está sujeto a una “variabilidad inevitable”, por lo que esa fecha podría cambiar de nuevo.
“Para garantizar la confianza plena y el crédito de Estados Unidos, es fundamental que el Congreso aumente o suspenda el límite de la deuda lo antes posible”, argumentó Yellen.
Los desacuerdos entre demócratas y republicanos llevaron a Estados Unidos al borde de la suspensión de pagos en octubre pasado, aunque el Congreso finalmente logró suspender temporalmente el techo de endeudamiento.
De momento, no ha habido progresos en las negociaciones entre demócratas y republicanos para asegurarse de que Estados Unidos pueda seguir pagando sus deudas en diciembre; pero los nuevos cálculos de Yellen dan a los dos partidos más tiempo para lograr un acuerdo.
Estados Unidos nunca ha tenido que declarar la suspensión de pagos de su deuda nacional, pero estuvo muy cerca en el 2011, cuando la mera posibilidad de que eso ocurriera desató el caos en los mercados financieros e hizo que Standard & Poor’s rebajara la nota de solvencia del país.
Cada cierto tiempo, Estados Unidos se asoma al impago de la deuda nacional, porque, a diferencia de otros países, el Gobierno estadounidense solo puede emitir deuda hasta el límite establecido por el Congreso, que tiene el poder de elevar ese techo según crea conveniente.