¿Vale la pena desembolsar entre US$ 250 y US$ 1,000 sólo para entrar a un restaurante en Nueva York?
Las 30,000 personas que han recurrido al servicio Appointment Trader para comprar reservas en algunos de los sitios más exclusivos de la ciudad parecen pensar que sí. Ahora, esa práctica se ve amenazada por la propuesta de Ley Antipiratería de Reservas de Restaurantes de Nueva York.
Sin embargo, conseguir una mesa en lugares como Carbone, Cote, Coqodaq o Don Angie no se volverá pan comido gracias a ese proyecto de ley, dicen los propietarios de los restaurantes, los sitios de reservas y los revendedores de reservas. Eso se debe a que los lugares de moda están, bueno, simplemente demasiado de moda.
“Hay algunos restaurantes en los que la gente no puede entrar”, afirma Joel Montaniel, director ejecutivo de la plataforma de reservas Sevenrooms, que trabaja con empresas como Union Square Hospitality Group. “Incluso he hablado con dueños de restaurantes, los hemos recibido en paneles y les hemos pedido consejos para entrar, y me dicen: ‘No tengo’”.
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Si la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, firma el proyecto de ley aprobado este mes, los sitios web necesitarán el permiso de los restaurantes para ofrecer reservas. Busca poner freno a los bots que revendedores usan para acaparar las plazas y luego venderlas a comensales dispuestos a pagar pequeñas fortunas solo por el derecho de entrar a lugares de moda, una práctica que hace aún más difícil acceder a estos restaurantes y que favorece a los más adinerados.
Esta ley no afectará a plataformas como Resy, Sevenrooms y OpenTable, las cuales se asocian directamente con los restaurantes cobrando una cuota mensual. Pero servicios como Appointment Trader y Cita ya no podrían promocionar mesas en los restaurantes más apetecidos.
El fundador de Appointment Trader, Jonas Frey, rechaza la idea de que su sitio web haya contribuido a la escasez de reservas en Nueva York. En su lugar, cree que su plataforma despegó por la falta de mesas disponibles.
“Simplemente había demasiados comensales para tan pocos restaurantes”, dijo Frey. “Creo que servimos a una necesidad. Por eso funcionó”.
La plataforma ha vendido más de US$ 6 millones en reservas durante el último año, según su página web. Cuenta con algunas disposiciones contra los revendedores y los bots, dijo Frey.
Si los usuarios venden menos de la mitad de las mesas reservadas, su cuenta recibe una advertencia. Las cuentas que venden menos de una cuarta parte son suspendidas.
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Si el proyecto se convierte en ley, los comensales simplemente recurrirían a conserjes influyentes o a caros servicios de reserva de prepago, según Frey. En ese caso, se centrará en restaurantes de otras ciudades.
“Desde luego, no vamos a dejar de operar porque no podamos hacerlo en Nueva York”, dijo Frey. Añade que la mayor demanda en su sitio web se encuentra en ciudades como París. El fundador de Cita, Arya Toufanian, por su parte, dice que está estudiando otras formas de continuar operando en Nueva York, aunque no sabe exactamente qué forma podría adoptar bajo las nuevas restricciones.
Aunque el proyecto de ley probablemente no ayude a los comensales a conseguir reservas con más facilidad, es probable que sea apreciado por los restaurantes. Montaniel, de Sevenrooms, dijo que la legislación sería especialmente bienvenida en Nueva York, donde las tasas de cancelación son más altas que en cualquier otro lugar de Estados Unidos.
Según los datos de Sevenrooms, la tasa de cancelación de los restaurantes de Nueva York creció hasta el 19% el mes pasado, frente al 17.5% de mayo del año pasado. En comparación, la tasa de cancelación nacional cayó al 11.6% en mayo de 2024, frente al 12.5% de un año antes.
Por ello, Amy Zhou, directora ejecutiva de operaciones de Gracious Hospitality, firma que opera los populares restaurantes Cote Korean Steakhouse y Coqodaq en Manhattan, trabajó con la Asociación de Restaurantes del Estado de Nueva York para conseguir que se aprobara la legislación.
Zhou calcula que, en una noche ajetreada, Cote sirve a unos 400 clientes su carne asada en la mesa. Mientras tanto, perderá hasta 100 reservas debido a cancelaciones y reservas hechas por bots que después no llegan. Los ingresos perdidos ascienden al menos a US$ 10,000 en las noches en las que la tasa de no presentación es alta, basándose en un gasto medio de entre US$ 100 y US$ 150 por cliente.
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Se convirtió en un problema tan grave que la empresa comenzó a tomar algunas reservas solo por teléfono. “Hace aproximadamente un año, tuvimos que incorporar a dos encargados de reservas adicionales”, dijo Zhou. “Su trabajo consiste en auditar los libros todos los días y llenarlos de reservas legales”.
Si el proyecto se convierte en ley y el problema se alivia al menos un poco, “encontraremos otra cosa que puedan hacer en la empresa”, dijo.
Aún así, Matt Tucker, un partidario del proyecto de ley que dirige el sitio web de reservas Tock, entiende que podría no ser suficiente para resolver por completo los problemas sobre las reservas. “La legislación solo puede hacer hasta cierto punto”, dijo. “Es la oferta y la demanda lo que va a impulsar los resultados reales aquí”.
Algunos otros que se han beneficiado de la demanda de reservas no se inmutan, por ahora. Alex Eisler, un estudiante de tercer año de matemáticas aplicadas e informática de la Universidad Brown, dice que ha ganado unos US$ 100,000 vendiendo reservas para lugares como Cote. Entró al negocio cuando compró una mesa para 4 en Charles Prime Rib en un viaje de fin de semana a Nueva York.
“Todo el proceso funcionó de maravilla”, dijo, lo que le llevó a preguntarse: “¿Tan difícil es ser realmente una de las personas que venden las reservas?”.
Desde entonces, Eisler dice que ha pasado entre media hora y dos horas al día entre clase y clase reservando. Una vez incluso le dijo a un restaurante que necesitaba una mesa para una propuesta matrimonial. Eisler también utiliza su propio software bot para asegurar las mesas en el momento en que se liberan, una estrategia que dice que le pone “por delante de otras personas”.
Si Hochul convierte en ley el proyecto de Nueva York, es muy posible que Eisler se deshaga de su trabajo paralelo. “Hasta entonces, no veo razón para dejar de hacerlo”, dijo.
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