El secretario del Tesoro, Scott Bessent, restó importancia a la reciente caída del dólar estadounidense, diciendo que se trata de un “ajuste” natural, ya que los operadores han adoptado una actitud de esperar a ver el impacto de un aluvión de nuevas señales y políticas económicas.
“El dólar estadounidense se apreció mucho tras la victoria del presidente Trump y el aplastante triunfo de los republicanos en el Congreso”, señaló Bessent en una entrevista con CNBC el jueves. “Es natural ver un ajuste”.
Si bien la moneda estadounidense se fortaleció tras las elecciones del 5 de noviembre ante las expectativas de un crecimiento más rápido gracias a una plataforma de desregulación y recortes de impuestos prolongados, ha perdido terreno frente a la mayoría de las principales divisas desde que Trump asumió el cargo en enero.
Los inversionistas han destacado la preocupación por el crecimiento derivada de la creciente serie de aumentos arancelarios, junto con las perspectivas de recortes de tasas de interés por parte de la Reserva Federal, como factores que han mermado la demanda de dólares.
El dólar recupera las ganancias obtenidas tras las elecciones estadounidenses | Los operadores prevén un crecimiento a la baja y riesgos en las tasas de la Fed a medida que se multiplican las subidas de aranceles.
“Los mercados adoptaron una actitud de esperar a ver” ante las políticas de Trump que estimulan el crecimiento, señaló Bessent. “Es natural que, después de esta fuerte subida del dólar, otras monedas pudieran tener un buen desempeño”.
Indicó que el miércoles comunicó a los representantes de la asociación de empresas Business Roundtable que la administración trabaja en un paquete de recortes de impuestos junto con la desregulación, con el objetivo de “crear certidumbre económica”. También sostuvo que un cierre del gobierno estadounidense sería “increíblemente perjudicial” y que la administración Trump pretende extender los recortes de impuestos promulgados durante el primer mandato de Trump en 2017 para “este verano”.
Descartó la idea de que su reciente advertencia de que la economía necesitaría un período de “desintoxicación” equivalía a advertir sobre una inminente recesión. El gobierno busca una “transición suave” de una economía basada en mayores niveles de gasto público a una que dependa más de la actividad del sector privado, afirmó.
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