Los grandes proyectos de infraestructura y reformas sociales de Joe Biden entran en una semana de alto voltaje en el Congreso, donde los demócratas deben imperativamente alcanzar acuerdos si quieren aprobar el corazón del programa del mandatario.
La Cámara de Representantes y el Senado avanzan en la votación de leyes sobre infraestructuras y programas sociales por casi US$ 5 billones, al tiempo que evitan un cierre del gobierno (llamado “shutdown”) el viernes y un inminente impago de la deuda.
A estos varios frentes se superpone la amenaza de una moratoria si el Congreso no alcanza en las próximas semanas un acuerdo para aumentar o suspender el límite de endeudamiento del país.
“Los próximos días serán intensos”, reconoció la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi.
“Va a ser una semana infernal. Pero el fracaso no es una opción. Hay demasiado en juego”, añadió la congresista Debbie Dingell a la cadena CNN el domingo.
Biden, quien llegó al cargo con la promesa de transformar la sociedad estadounidense, no puede permitirse el lujo de fracasar en ninguno de estos frentes.
El presidente está poniendo todo su peso en las negociaciones entre los demócratas en el Congreso y reconoce que el acuerdo sobre el proyecto social podría tardar más de lo previsto.
“Puede que no se produzca a finales de semana”, declaró en la Casa Blanca, aunque “es esperable”.
Los “planes Biden”
El paquete de bienestar social de US$ 3.5 billones de Biden está en la cuerda floja, así como un proyecto de ley de infraestructuras de US$ 1.2 billones para mejorar las redes de transporte y la cobertura de banda ancha que ya fue aprobado por el Senado con el apoyo de todos los partidos.
Los republicanos califican el monto global de gastos de “irresponsable” y se oponen fuertemente.
Ante este panorama en la oposición, los demócratas optaron por una maniobra parlamentaria que les permitirá obviar el poder de bloqueo de los republicanos en el Senado, y adoptar el programa social de Biden solo con sus votos de ser necesario.
Pero las mayorías de los demócratas son frágiles en el Congreso y, por el momento, el ala izquierdista y los más centristas del oficialismo no se ponen de acuerdo sobre el monto del plan de reformas sociales. Los demócratas moderados lo consideran demasiado costoso.
Para asegurar el apoyo de sus tropas, la Casa Blanca y Pelosi optaron por una estrategia riesgosa: los dos planes de Biden deben avanzar a la par en el Legislativo.
El Senado ya aprobó, a inicios de agosto, el plan de infraestructura, con el apoyo de los demócratas y un tercio de los republicanos.
Pelosi lo encajonó en la Cámara todo el verano boreal y esperó que las negociaciones sobre “Build Back Better” (construir de nuevo y mejor), avanzaran. La votación final tendrá lugar el jueves.
Algunos demócratas más a la izquierda amenazan con hacer fracasar esta instancia si no obtienen avances más concretos en el capítulo social y un compromiso de que los legisladores más de centro les apoyarán en sus demandas.
Los jefes demócratas del Congreso y Biden están en una carrera contra el tiempo para calmar los ánimos de aquí al jueves.
La deuda
Esta cuenta regresiva va en paralelo con otra: los servicios federales podrían quedarse sin dinero si el Congreso no amplía el presupuesto más allá del 30 de setiembre a medianoche, cuando termina el año fiscal en Estados Unidos.
Los dos partidos quieren evitar este problema, pero no logran un acuerdo.
Un primer proyecto de ley fracasó el lunes en el Senado por falta de apoyo republicano, ya que los demócratas asociaron este texto a la suspensión del tope de endeudamiento del país hasta fines del 2022.
Los republicanos rechazan categóricamente esta suspensión, que consideran serviría para sostener los planes “exorbitantes” de Biden.
Joe Biden, que se reunió a primera hora del día con los líderes demócratas del Congreso, Nancy Pelosi y Chuck Schumer, denunció “la falta de interés en la recuperación de la economía estadounidense” por parte de los republicanos, según un comunicado de la Casa Blanca.
El escenario más probable es que los demócratas revisen su texto luego de esta votación y quiten el apartado sobre la suspensión del tope de deuda, lo cual les permitirá recuperar votos republicanos y aprobar una extensión del actual presupuesto antes del viernes para así evitar un “shutdown”.
Quedaría pendiente el límite de endeudamiento. Sin un cambio, Estados Unidos no podría emitir más deuda para financiarse y no podría hacer frente a sus vencimientos a partir de mediados de octubre, algo que jamás le ocurrió al país, aunque en ocasiones anteriores sí se configuró una amenaza similar.
De no contar con votos republicanos, el partido de Biden puede apostar a sus propios votos, haciendo la misma maniobra parlamentaria que en el caso del plan de reformas sociales, un extremo que podría tomar días... o semanas, cuando octubre está a la vuelta de la esquina.
El panorama inquieta a los mercados.