El muy esperado discurso que dará el viernes el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, en la conferencia económica de Jackson Hole ofrecerá probablemente algunas pistas nuevas sobre cuándo podría empezar el banco central de Estados Unidos a reducir sus compras masivas de activos, según analistas.
No obstante, Powell podría abordar la delicada tarea de explicar por qué reducir los US$ 120,000 millones en compras mensuales de bonos del Tesoro y valores respaldados por hipotecas no significa un aumento inminente de las tasas de interés.
Esto adelantaría un esfuerzo de las autoridades de la Fed para evitar que los operadores aumenten el costo del préstamo más de lo que el banco central podría sentir que está justificado o es saludable para una economía con millones de desempleados aún.
“Hará todo lo posible para decir que estas son decisiones independientes (...) y que una no acelera la otra de forma necesaria”, dijo Steve Kelly, profesor de la Escuela de Administración de Yale. “Ese es el mayor desafío (...) esta comunicación sobre la reducción gradual y las alzas de tasas”.
Las autoridades de la Fed están de acuerdo. Las minutas de su reunión de política del 27 al 28 de julio muestran que muchos pensaron que sería importante enfatizar que no existe un “vínculo mecánico” entre una reducción gradual de la compra de bonos y las subidas de tasas.
Rechazar ese vínculo no será sencillo. Muchos responsables de política monetaria de la Fed sintieron también que sería mejor poner fin al programa de compra de bonos antes de subir las tasas. Y continúan debatiendo si reducir las compras rápidamente o extenderlas, quizás hasta por ocho meses.
Además, algunos argumentan que las compras de bonos no están ayudando mucho de todos modos, ya que su objetivo es impulsar la demanda, pero no pueden abordar los cuellos de botella que enfrentan las empresas mientras luchan por satisfacer esa demanda a medida que la economía se reabre con rapidez.
Con tanto sin resolver, hay muchas probabilidades de que Powell aproveche sus comentarios en la conferencia de banca central de la Fed de Kansas City -que suele celebrarse en Jackson Hole, Wyoming, pero que se hará de forma virtual por segundo año consecutivo- para satisfacer a los inversores que ansían detalles sobre el calendario.
Eso es especialmente cierto ahora, cuando la variante Delta del coronavirus muestra señales de desaceleración de la recuperación económica de Estados Unidos, sobre todo en las regiones del país más afectadas por las infecciones.
Los datos plantean nuevas dudas sobre lo que parecía ser un consenso interno emergente en la reunión de la Fed el mes pasado para comenzar a retirar su apoyo extraordinario a la economía a fines de año.
Hasta Robert Kaplan, de la Fed de Dallas, uno de los mayores partidarios de una reducción temprana de estímulos en el banco central, dijo la semana pasada que está comenzando a ver pruebas del impacto de Delta y mantendrá la mente abierta en el período previo a la reunión de política de la Fed el próximo mes.
“Es difícil imaginar que la Fed se comprometa con un cronograma específico de reducción a la luz de la actual crisis de salud pública”, dijo Aneta Markowska, economista de Jefferies, sobre el próximo discurso de Powell.
El jefe del banco central estadounidense, que tiene previsto hablar a través de un webcast a las 1400 GMT del viernes, podría reconocer el progreso de la economía hacia el pleno empleo, dijeron Markowska y otros economistas.
Aunque Powell querrá mantener la puerta abierta al inicio de la reducción gradual en noviembre, será “muy cauteloso” sobre la fijación de un cronograma, dijeron economistas de Goldman Sachs en una nota esta semana.