El aspirante demócrata a la Casa Blanca Pete Buttigieg, desconocido para el gran público hasta hace unos meses, dio un gran paso en su carrera por la nominación demócrata al liderar el martes los resultados parciales de la votación en Iowa.
Este tecnócrata gay de 38 años, exalcalde de la pequeña ciudad de South Bend, Indiana, se ha distinguido por su tono tranquilo y seguro en una contienda presidencial marcada por el espectáculo político en boga, en la cual el mediático presidente republicano Donald Trump busca la reelección.
Posicionándose en la centro-derecha, Buttigieg se embarcó en la batalla por la Casa Blanca el año pasado, enfrentando candidatos más experimentados y que lo duplican en edad.
Entre sus oponentes están el exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden, líder en las encuestas a nivel nacional, y el senador Bernie Sanders, la gran esperanza para el ala izquierda del Partido Demócrata, que perdió con Hillary Clinton la nominación del 2016.
Los dos septuagenarios fueron derrotados en Iowa por un joven sin experiencia en Washington y con pasado militar, que estuvo siete meses en Afganistán como oficial de contrainteligencia.
A Sanders parece superarlo por una pequeña diferencia, pero al también moderado Biden le dejó bastante atrás en la contienda de Iowa.
En un momento de fuertes divisiones y ruido político al más alto nivel, Buttigieg asegura a los votantes que su condición de recién llegado no es única en la historia de las elecciones presidenciales.
"Cada vez que mi partido llegó a la Casa Blanca durante los últimos 50 años, fue gracias a un candidato nuevo en la política nacional, centrado en el futuro, no moldeado por el estilo de vida de Washington y allanando el camino para una nueva generación", dijo en un mitin el pasado fin de semana en Waterloo, Iowa. "Así es como ganamos", afirmó.
El punto fuerte del Buttigieg es su elegibilidad. Aunque presentó posiciones progresistas, sus opiniones más moderadas sobre la cobertura de salud y los impuestos podrían convencer a los votantes de centro, en particular a los independientes y los republicanos que votaron por Trump pero ahora quieren una opción para superar la polarización reinante en el país.
Buttigieg también aprovechó su campaña en Iowa para seducir a los condados que votaron a favor de Obama en el 2012 y luego por Trump en el 2016.
"Damos la bienvenida a muchos futuros exrepublicanos que están decididos a pasar la página", dijo el domingo en la localidad de Ottumwa.
El partidario de la unidad post-Trump
Pero para Buttigieg, trasladar su victoria en Iowa a un éxito electoral más amplio será una tarea monumental.
A pesar de su impresionante capacidad para recaudar fondos, las encuestas nacionales solo lo colocan en la quinta posición, según observadores por un déficit de notoriedad en comparación con candidatos más establecidos.
Buttigieg también concita un apoyo muy débil entre los votantes negros, un electorado clave para ganar las elecciones.
La orientación sexual de Buttigieg, sin embargo, parece tener poco impacto entre los votantes.
Aunque se hizo viral un video de una votante de Buttigieg que pedía cambiar su voto en Iowa después de enterarse de que el candidato era gay -citando razones religiosas.
En los últimos meses, el joven graduado de Harvard que habla siete idiomas ha preferido enfatizar su fe cristiana en lugar de su matrimonio con un hombre.
Chasten Glezman, un maestro de 30 años, se convertiría en el "Primer caballero" si su esposo fuera elegido presidente.
Como alcalde, Buttigieg, que se casó por un rito religioso con su compañero en el verano boreal del 2018, reaccionó regularmente a los comentarios del conservador religioso Mike Pence, el exgobernador republicano de Indiana que desde el 2016 es vicepresidente de Trump.
Muchos estadounidenses conocieron a Buttigieg cuando llamó a Pence “animador” para “la presidencia de estrellas porno” de Trump.
A medida que su campaña empezó a tomar impulso, Buttigieg se presentó cada vez más como un defensor de la unidad tras las divisiones de la era Trump.
El exalcalde está a favor de la cobertura de salud extendida a todos los estadounidenses, pero sugiere que pueden elegir entre una opción pública y un seguro privado.
También es partidario de los sindicatos y propone aumentar el número de jueces en la Corte Suprema.