La variante ómicron del COVID-19 podría desacelerar el crecimiento económico mundial al exacerbar los problemas de la cadena de suministro y deprimir la demanda, declaró la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet Yellen.
Yellen citó una gran incertidumbre sobre el impacto de la nueva variante, detectada por primera vez en Sudáfrica, dada la severa ralentización económica de Estados Unidos causada por la aparición de la variante delta este año.
“Es de esperar que no sea algo que desacelere el crecimiento económico de manera significativa”, dijo Yellen, agregando que “Hay mucha incertidumbre, pero podría causar problemas importantes. Aún lo estamos evaluando”.
Afirmó que la nueva cepa del coronavirus podría exacerbar los problemas de la cadena de suministro e impulsar la inflación, pero también podría deprimir la demanda y causar un crecimiento más lento, lo que aliviaría algunas de las presiones inflacionarias.
La exjefa de la Reserva Federal (Fed) afirmó que está lista para retirar la palabra “transitoria” para describir el estado actual de la inflación que complica la recuperación de Estados Unidos de la pandemia de COVID-19, replicando comentarios del presidente de la Fed, Jerome Powell, esta semana.
“Estoy lista para retirar la palabra transitoria. Estoy de acuerdo en que esa no ha sido una descripción adecuada de lo que estamos lidiando”, afirmó Yellen.
Powell dijo a legisladores esta semana que la palabra significaba cosas distintas para diferentes personas, sembrando cierta confusión, y que era un buen momento para explicar con más claridad lo que se quería decir.
Sólida economía
Yellen insistió en que el gasto de estímulo por parte del gobierno de Joe Biden de este año no fue el principal impulsor de los precios al consumidor, que alcanzaron máximos de 31 años en octubre y marchan en más del doble del objetivo de inflación flexible de la Fed de 2% anual. Culpó del alza de los precios principalmente a problemas de la cadena de suministro y al desajuste entre la oferta y la demanda.
Yellen afirmó que el Plan de Rescate Estadounidense de US$ 1.9 billones aprobado por el Congreso este año ayudó a las personas vulnerables a superar lo peor de la pandemia y apuntaló la sólida economía estadounidense.
Si bien puede haber contribuido a la inflación “un poco”, dijo que el aumento se debió en gran parte a la pandemia y al enorme cambio en el consumo hacia los bienes desde los servicios.
Aseguró que la Fed debería vigilar de cerca el incremento de los salarios para evitar el tipo de “espiral de precios y salarios” dañina y duradera que se vio en la década de 1970.
Yellen, quien dirigió la Fed desde el 2014 al 2018, indicó que dependía del banco central decidir qué hacer con las tasas de interés, pero señaló que una economía estadounidense fuerte, que probablemente provocaría alzas en el costo del endeudamiento, es generalmente algo bueno para el resto del mundo.