Estados Unidos es, con mucha diferencia, el país de la OCDE que más gasta en sanidad pero con resultados muy mediocres en los indicadores sobre el estado de salud de la población y una esperanza de vida que, tras estar estancada durante una década, sufrió un serio bajón por la covid.
En su informe comparativo sobre los sistemas sanitarios publicado este martes, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) muestra que Estados Unidos fue uno de los países en los que más retrocedió la esperanza de vida durante el periodo de la covid 2019-2021 (2,4 años, frente a 0,7 de media).
Esa caída se produjo después de que entre 2010 y 2019 su esperanza de vida hubiera permanecido prácticamente estancada, ya que mejoró únicamente en 0,1 años, le evolución menos favorable de los 38 miembros de la organización.
De hecho, con 76,4 años, la esperanza de vida en Estados Unidos en 2021 era netamente inferior al 80,3 de media en la OCDE y sólo estaban por debajo Letonia (73,1 años), Hungría (74,3), Lituania (74,2), Eslovaquia (74,6), México (75,4) y Polonia (75,5).
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Y eso en el país que con diferencia más dinero dedica a la sanidad tanto en términos absolutos (US$ 12.55 por habitante al año, frente a los 4.98 de media), como en relativos, con un 16.6% del producto interior bruto (PIB), frente al 9.2% en el conjunto de la OCDE.
Los mediocres resultados de la esperanza de vida en Estados Unidos en la última década pueden ponerse en relación, entre otras cosas, con la mortalidad por consumo de opiáceos, que se ha duplicado allí desde 2010 y es 7,5 veces superior a la media en la OCDE, con una tasa de 223 fallecimientos por millón de habitantes entre los adultos de 15 a 60 años.
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