Los demócratas están decididos a cambiar las reglas del Senado para sacar adelante ambiciosas reformas al sistema electoral, aduciendo que el impacto de las mentiras de Donald Trump sobre la votación del 2020 exige medidas extraordinarias.
En fogosos discursos y en entrevistas, el presidente Joe Biden y los líderes legislativos demócratas afirman que, a un año de la toma del Congreso del 6 de enero, es imperioso aprobar una serie de reformas.
Los republicanos del Senado han bloqueado una y otra vez esas iniciativas, que describen como un esfuerzo de los demócratas “por acumular más poder”. Advierten que las consecuencias de semejantes cambios podrían ser graves para los demócratas cuando los republicanos sean mayoría en el Congreso.
“Hasta las mayorías más grandes terminan en algún momento siendo minoría”, expresó el senador republicano John Thune.
Las afirmaciones falsas de Trump de que le robaron las elecciones no solo alentaron la insurrección de principios del pasado, según los demócratas, sino que también pusieron en marcha una campaña republicana para sancionar leyes estatales que hacen más difícil votar y, en algunos casos, facilitan la manipulación política de los comicios.
Las propuestas demócratas representan la reforma electoral más grande en una generación. Eliminarían numerosos obstáculos pensados para garantizar comicios limpios, reducir la influencia del dinero y limitar la manipulación de los distritos legislativos.
Se fijarían reglas electorales uniformes para todo el país que dejarían sin efecto las medidas aprobadas por los republicanos a nivel estatal. También se devolvería al Departamento de Justicia la atribución de supervisar las legislaciones en estados con una historia de discriminación.
Muchos demócratas creen que es hora de actuar con firmeza en lo que ven como una gran batalla por los derechos civiles. Cambiar las leyes del Senado a comienzos del 2022 es tal vez la última oportunidad que tienen los demócratas de contrarrestar las medidas impulsadas por los republicanos en varios estados antes de las elecciones de mitad de término de fin de año, en las que los republicanos podrían recuperar el control de las dos cámaras legislativas.
“Si los republicanos siguen manipulando las reglas de la cámara para impedirnos proteger nuestra democracia, entonces el Senado deberá debatir y considerar cambios a esas reglas”, sostuvo el líder de la mayoría del Senado, el demócrata Chuck Schumer, el viernes.
No está claro qué pueden hacer los demócratas sin el apoyo del esquivo senador Joe Manchin. Demócratas y republicanos están empatados en el Senado, con 50 bancas cada uno, y los demócratas pueden sacar adelante sus proyectos con el voto decisivo de la vicepresidenta Kamala Harris. Siempre y cuando Manchin vote con ellos. El senador de Virginia Occidental, no obstante, a veces se muestra reacio a hacerlo.
Por ahora no ha asumido compromiso alguno. En varias ocasiones ha dicho que no es partidario de reducir de 60 a 50 los votos necesarios para burlar el “filibuster”, como se les dice a maniobras obstruccionistas. Otra senadora demócrata, Kyrsten Sinema, también se opone a hacerlo.
Mientras no se elimine ese recurso, a los demócratas les resultará casi imposible sacar adelante sus proyectos.
Schumer programó una serie de votaciones para la semana que viene, coincidiendo con el Día de Martin Luther King Jr., en un esfuerzo por poner en evidencia la oposición de los republicanos a iniciativas que según ellos son muy populares.
Manchin, no obstante, dijo la semana pasada que “no voy a decir ‘sí’ o ‘no’ porque no sé que propuestas serán sometidas a votación”. Destacó que en el pasado apoyó algunos cambios a las normas electorales.
Los republicanos afirman que invocar la insurrección del 6 de enero es insultante. Señalan que las leyes electorales fueron sancionadas antes de la sublevación e incluyen medidas auspiciadas por sectores liberales que no hacen nada por combatir las vulnerabilidades expuestas por los esfuerzos de Trump por desconocer el resultado de las elecciones.
“Es de muy mal gusto el que algunos de nuestros colegas quieran invocar el aniversario del 6 de enero para lograr sus objetivos”, manifestó el líder del bloque republicano del Senado, Mitch McConnell. “El hecho de que delincuentes violentos hayan violado las leyes no da piedra libre a los senadores demócratas para violar las leyes del Senado”.
Los renovados esfuerzos por reformar las leyes electorales se producen en momentos en que la agenda del gobierno se encuentra empantanada en el Congreso, donde la oposición de Manchin frenó en seco grandes proyectos sociales y ambientales, que han sido postergados indefinidamente.
Militantes de la causa de los derechos civiles se muestran frustrados y dicen que se han perdido varios meses. Consideran las medidas impulsadas por los republicanos como formas sutiles de restringir el voto, desalentando la participación de los electores de raza negra, tradicional bastión demócrata.