Por Tyler Cowen
Dado el éxito del programa Operation Warp Speed en impulsar el desarrollo de vacunas, algunos comentaristas han pedido la creación programas equivalentes de Warp Speed para la energía limpia, que incluye a baterías, energía geotérmica y microrreactores nucleares.
Sin embargo, antes de aceptar cualquier plan de este tipo, vale la pena preguntarse qué permitió a Operation Warp Speed proporcionar vacunas de calidad tan rápido.
El programa compromete al Gobierno a comprar una gran cantidad de vacunas por adelantado (también dio a muchas de las compañías, aunque no a Pfizer, dinero para investigación y desarrollo). El costo total del programa es de aproximadamente US$ 18,000 millones. Eso no es barato, pero tampoco es un problema para el presupuesto. Y es poco en comparación con los beneficios a corto plazo de detener la pandemia.
En contraste, los gastos totales de energía en Estados Unidos suman mucho más de US$ 1 billón por año, y la mayor parte de ese total no es ecológico. Una compra anticipada de tanta energía, que podría resultar aún más costosa por tratarse de energía limpia, no tendría suficiente apoyo político.
Un problema relacionado es que el cambio climático es causado por las emisiones mundiales de energía, no solo por las emisiones de EE.UU. Sin embargo, a menos que las innovaciones en energía verde sean realmente baratas, la mayoría del mundo no la usará, incluso si el programa de compra anticipada tiene éxito en EE.UU.
Obviamente, un programa de energía verde de compra por adelantado podría proceder de una manera más específica. ¿Qué hay de las compras anticipadas de reactores nucleares pequeños? Pero esas producciones son mucho más difíciles de asignar que las vacunas.
Hay pocas dudas sobre dónde deberían ir las vacunas, es decir, en los brazos de los estadounidenses, y muchos estadounidenses quieren las vacunas. Pero, ¿cómo lograr que los Gobiernos estatales y locales acepten los reactores de energía nuclear?
Pagar por adelantado el desarrollo del producto y los costos construcción podría ayudar, pero probablemente no alterará la mayoría de las decisiones políticas, que en los últimos tiempos (desafortunadamente) se han opuesto a la energía nuclear.
¿Qué pasaría si el Gobierno se comprometiera, por ejemplo, a una compra anticipada de baterías de almacenamiento de energía? Eso podría funcionar, pero sigue siendo un problema mucho más difícil que fomentar la producción de vacunas. Hay pocas variedades de vacunas contra el COVID y se aplican a la mayoría de las personas de la misma manera. Es un problema más abrumador para el Gobierno ordenar de forma anticipada los tamaños y tipos de baterías correctos.
¿Podría ser más fácil para el Gobierno subsidiar la investigación de baterías, en lugar de ordenar por adelantado unidades de baterías particulares para su distribución posterior? Tal vez sea así, y sería una política inteligente. Pero eso es el status quo, no una nueva aplicación de Operation Warp Speed.
Estos son solo dos ejemplos. Puede que haya otras áreas donde las compras anticipadas del Gobierno funcionen bien para la energía verde. Aun así, el éxito de Operation Warp Speed se basa en algunas características particulares de las vacunas, a saber, la relativa homogeneidad del producto y la simplicidad de distribución y aplicación.
El programa Operation Warp Speed también se facilitó gracias a la internalización de la investigación de vacunas dentro de las empresas o las alianzas de empresas. El acuerdo previo a la compra limita el riesgo, y dentro de ese marco las compañías enfrentan fuertes incentivos competitivos para crear un producto exitoso.
En el intertanto, el trabajo se retira de la atención pública y el debate, y al final hay una decisión definitiva de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. sobre si aprueba o no la vacuna. No es simple, pero podría ser mucho más complicado.
Por el contrario, la construcción de nueva infraestructura energética requiere la cooperación de muchas empresas e instituciones, incluidos los Gobiernos locales y los reguladores. Una empresa no puede simplemente hacer todo (recuerde que los intentos de Alphabet de rediseñar parte de Toronto como una nueva ciudad basada en la tecnología se encontraron con la resistencia local y finalmente se dejaron de lado).
Cuanto mayor sea el número de instituciones involucradas, las cosas se vuelven más lentas. Tenga en cuenta que la mayoría de esas instituciones no recibirán fondos de compras anticipadas del Gobierno federal y se enfrentarán a sus incentivos burocráticos y obstruccionistas habituales. Cuando se trata de una política de energía verde, todavía hay demasiados puntos de veto.
Una característica sorprendente del desarrollo de vacunas es que hay pocos objetivos sociales involucrados. Una vacuna debe ser segura, efectiva y fácil de distribuir. De manera muy similar, el exitoso Proyecto Manhattan de la década de 1940 también tenía un pequeño número de objetivos, a saber, una bomba atómica que funcionara y se pudiera distribuir. Cuando se trata de energía, ya hay demasiados objetivos, y a menudo se agregan otros adicionales: creación de empleo, mejor diseño y estética para la comunidad, reducciones en la contaminación secundaria, beneficios económicos regionales, entre otros.
Soy un férreo defensor de una mayor velocidad en la investigación científica. Pero la sociedad debe comenzar por reconocer las compensaciones. Operation Warp Speed es un logro maravilloso al llevar la innovación a las áreas donde faltaba. Sin embargo, no es aplicable de inmediato a todos los problemas concebibles que enfrenta la sociedad.