Sin haber alcanzado aún un acuerdo, republicanos y demócratas continúan el sábado sus duras negociaciones para evitar un default de la deuda de Estados Unidos que podría ocurrir el 5 de junio, para hallar un compromiso entre las líneas rojas trazadas por ambos partidos.
“Tuvimos una larga lista de desacuerdos durante mucho tiempo. Pero no esperaba que tuviéramos una lista corta”, dijo el negociador republicano Patrick McHenry a periodistas el sábado.
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El viernes, el presidente estadounidense, Joe Biden, se había manifestado bastante “optimista” sobre la posibilidad de acuerdo.
“Todos quieren ver aparecer humo blanco, pero aún no hemos llegado” a eso, señaló de forma más moderada McHenry a última hora de la noche del viernes.
Las discusiones han avanzado en ambos bandos, pero los negociadores ahora mantienen diferencias sobre algunos detalles del acuerdo que constituyen líneas rojas infranqueables para las partes.
“Los demócratas quieren gastar más y fijar más impuestos. Los republicanos están luchando para cambiar eso. Es tan simple como eso”, señaló el sábado en su cuenta de Twitter el líder republicano de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, marcando la pauta para las próximas discusiones.
Estados Unidos, que entró en el fin de semana largo por el feriado del Memorial Day, sigue estancado en torno a un acuerdo para elevar el techo de su deuda, imprescindible para evitar el cese de pagos.
La fecha en la que el Tesoro estadounidense no podría cumplir con sus compromisos financieros, originalmente el 1º de junio, fue ajustada y refijada para el 5 de junio, lo que permitió ganar aire por unos días.
Horas o días
Uno de los principales puntos de desacuerdo entre ambas filas es la petición de los republicanos de condicionar ciertas prestaciones sociales, como la ayuda alimentaria en el trabajo.
“No creo que sea correcto pedir dinero prestado a China para pagarle a personas sanas y que no tienen dependientes para pasar el rato en su sofá. No es la forma estadounidense de hacer las cosas... Eso no es en lo que creemos”, fustigó McCarthy, quien se declara un defensor intransigente de la disciplina fiscal.
El portavoz adjunto de la Casa Blanca, Andrew Bates, criticó a los republicanos por poner en peligro “más de ocho millones de empleos” mientras intentan “sacar el pan de la boca a estadounidenses que tienen hambre”.
Biden, ya en campaña para su reelección en 2024, se promociona como un luchador por la justicia social y fiscal y ha dicho en repetidas ocasiones que se opone a los recortes presupuestarios masivos que afectarían a los trabajadores y hogares más precarios.
Cuando se le preguntó cuándo se podría llegar a un acuerdo, McHenry sostuvo que puede ser “cuestión de horas o de días”.
Cada bando desea arrebatarle al otro una victoria sobre estos puntos de tensión y limitar la ruptura a nivel político.
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Plazo ajustado
La presión en torno a las negociaciones es mayor que el compromiso, que una vez alcanzado deberá ser refrendado en el Congreso por el Senado y la Cámara de Representantes.
Sin embargo, muchos legisladores ausentes por el fin de semana largo podrían ser llamados a volver a Washington de urgencia.
También existe la amenaza de que no se llegue a un pacto en el Congreso, como han amenazado legisladores de ambos partidos, o de retrasar lo más posible la aprobación de un texto que haría demasiadas concesiones al campo contrario.
El viernes, la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, dijo que conseguir un acuerdo era “crítico” para la economía global, al tiempo que enfatizó que Estados Unidos necesitaba hacer “más para reducir su deuda pública”.
Fuente: AFP
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