La líder demócrata Nancy Pelosi, que abandonará la presidencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos cuando los republicanos asuman la mayoría en enero, ha demostrado ser una maestra de la estrategia política al guiar una legislatura difícil en medio de amargas divisiones partidistas.
Tercera figura de la política federal nacional después del presidente y el vicepresidente, esta fina estratega de 82 años preside la Cámara de Representantes, de forma intermitente, desde el 2007.
Tendrá que dejar el cargo en enero, ya que el Partido Demócrata perdió por poco el control de esa rama del Congreso en las elecciones de medio mandato.
La legisladora por el estado de California anunció el jueves que también dejaría la cabeza del grupo demócrata a las “generaciones más jóvenes”.
Figura central y a veces polarizante, Pelosi ha transitado por los pasillos del Capitolio desde 1987, período en el cual se sucedieron no menos de siete presidentes.
Acostumbrada a las pugnas entre partidos, pero también internas, se le atribuye en buena medida la aprobación de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama (2009-2017) y los gigantescos planes de inversión del actual mandatario Joe Biden.
Pero más que nada, fue su papel de oposición en primera línea a Donald Trump, cuya acusación para un juicio político validó dos veces, que la “speaker” se destacó.
El 7 de febrero del 2018, esta mujer de desbordante energía pronunció un discurso ferviente de ocho horas de duración para exigir una reforma migratoria que protegiera a los jóvenes indocumentados.
Y en febrero del 2020, en un gesto espectacular e histórico, rompió en pedazos el discurso del Estado de la Unión que acababa de pronunciar el magnate republicano ante el Congreso.
Tan pronto como terminó Trump, hizo añicos las hojas distribuidas por el presidente ante la mirada atónita de sus colegas de la asamblea. Luego explicaría que quería destruir una “colección de mentiras”.
“Puñetazos”
Imágenes reveladas recientemente confirmaron su combatividad incluso en los peores momentos.
Remontan al 6 de enero del 2021, cuando su equipo le comunicó la intención de Donald Trump de sumarse a la multitud que estaba a punto de atacar la sede del Capitolio, un plan que finalmente el multimillonario desechó.
“Si viene, lo voy a despedir a puñetazos, hace mucho tiempo que espero esto”, expresó sin rodeos. “Lo voy a echar, iré a la cárcel y seré feliz”, insistió apretando los dientes.
La implacable oposición de Pelosi a Trump, sus posiciones políticas y su franqueza llegaron a convertirla en blanco de sus adversarios.
Aquel 6 de enero, mientras ella estaba escondida en un lugar secreto, los partidarios radicales de Trump irrumpieron en su oficina gritando “¿dónde estás, Nancy?”.
El mismo grito fue proferido por un hombre que irrumpió en su casa de San Francisco a fines de octubre pasado y atacó a su esposo con un martillo.
Esta agresión la marcó profundamente. “Me hizo darme cuenta del miedo” que podían sentir algunos funcionarios y legisladores, explicó. “Pero tenemos que ser valientes”, subrayó.
Vida de acaudalada
Donald Trump, quien la apodó “Crazy Nancy” (Nancy la loca), la retrata como una caricatura de la case política, a la que él dice enfrentar.
Otros conservadores denuncian la “arrogancia” y el nivel de vida muy por encima de lo normal de esta esposa de un empresario millonario.
Madre de cinco hijos, Nancy D’Alesandro nació el 26 de marzo de 1940 en Baltimore en el seno de una familia católica italoamericana. Su padre y su hermano fueron alcaldes de esta gran ciudad industrial del oriente del país.
Graduada en el Trinity College de Washington, luego se mudó a San Francisco con su esposo Paul Pelosi.
Subió escalones en el Partido Demócrata y ganó su primera elección a la Cámara con 47 años. En el 2003, tomó el liderazgo de la minoría demócrata, antes de ocupar el puesto sin interrupciones entre el 2007 y 2010.
Dotada de una imagen moderada en su bastión progresista de San Francisco, asumió su actual cargo en el 2019 aplastando sin hacer olas la fronda de la inquieta ala izquierda demócrata.
Desde entonces, su autoridad nunca ha sido cuestionada, al menos públicamente.
Tal vez porque “nadie ha ganado nunca apostando contra Nancy Pelosi”, según comentarios que hizo su hija Alexandra a la cadena CNN en el 2019. “Ella es de las que te arrancan la cabeza sin que te des cuenta”, sentenció.