
El nuevo anuncio del presidente estadounidense Donald Trump de imponer aranceles del 30% a las importaciones provenientes de México y la Unión Europea (UE) a partir del 1 de agosto ha encendido las alarmas en dos de los principales socios comerciales de Estados Unidos.
Ambos bloques han iniciado negociaciones para evitar una escalada comercial que podría alterar significativamente las cadenas de suministro globales y afectar el empleo en múltiples industrias.
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El Gobierno de México, a través de un comunicado conjunto de las secretarías de Relaciones Exteriores y Economía, confirmó que desde el 11 de julio estableció una mesa de trabajo permanente con funcionarios estadounidenses para abordar temas de comercio, seguridad y migración, tras ser notificado del plan de Washington de imponer nuevos gravámenes.
“Es un trato injusto y no estamos de acuerdo”, señalaron las autoridades mexicanas, tras conocer que todos los países recibirán una carta firmada por Trump con la notificación oficial de los nuevos aranceles.
La carta enviada por Trump a la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum fue publicada horas antes en su red Truth Social, en la que el mandatario republicano justificó la medida alegando que México no ha hecho lo suficiente para frenar el tráfico de drogas, en particular fentanilo, ni el flujo de migrantes hacia Estados Unidos.
En su mensaje, Trump también advirtió que si México responde con aranceles, Estados Unidos simplemente aumentará el porcentaje para igualarlo.
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Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, expresó su preocupación y rechazó de plano la imposición de tarifas. “Imponer aranceles del 30% sobre las exportaciones de la Unión Europea alteraría las cadenas de suministro transatlánticas esenciales, en detrimento de empresas, consumidores y pacientes a ambos lados del Atlántico”, indicó en un comunicado.
A pesar del rechazo, von der Leyen aseguró que la UE mantiene abierta la puerta a un acuerdo comercial negociado con Washington antes del 1 de agosto, pero advirtió que el bloque está listo para aplicar “contramedidas proporcionales” si no se alcanza un entendimiento.
Bruselas ha preparado un paquete de aranceles de represalia valorizados en unos 21,000 millones de euros (US$ 24,500 millones) sobre productos estadounidenses, en respuesta tanto a la nueva amenaza como a los aranceles previos impuestos sobre acero y aluminio.
Una reunión de emergencia con los embajadores de los 27 países miembros fue convocada para este domingo en la capital belga, mientras se evalúa si extender la suspensión de estas contramedidas, actualmente fijadas para el 14 de julio.
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Las medidas anunciadas por Trump ocurren en un momento de alta sensibilidad comercial y geopolítica, y podrían tener repercusiones directas sobre los mercados, la inflación y el crecimiento económico global.
En el caso de México, el impacto sería inmediato en sectores como automotriz, agroindustria y manufactura, que dependen del acceso preferencial al mercado estadounidense bajo el marco del T-MEC. En la UE, el golpe afectaría especialmente a las exportaciones de productos farmacéuticos, maquinaria, componentes electrónicos y bienes de consumo.
Expertos advierten que la estrategia arancelaria de Trump —basada en la presión bilateral— podría provocar represalias cruzadas que escalen en una guerra comercial abierta, afectando no solo al comercio bilateral, sino también a la confianza de los inversionistas y la estabilidad de los tratados internacionales.
Por ahora, tanto México como la Unión Europea apuestan por el diálogo. Pero el plazo para alcanzar un acuerdo es breve, y el reloj corre hacia el 1 de agosto.
Con información de EFE y AFP