Michael R Strain
La pandemia de COVID-19 parece estar terminando casi tan abruptamente como comenzó. En todo Estados Unidos, los estados están eliminando las restricciones a la actividad empresarial y las personas reanudan sus vidas normales.
A lo largo de la pandemia, ha habido evidencia de que el trabajo remoto ha aumentado la productividad de algunos trabajadores y empresas. Por lo tanto, es natural preguntarse si un retorno masivo a la oficina conducirá a una disminución de la productividad.
Lo dudo. Es probable que la productividad sea desigual durante el próximo año, con algunos aspectos de la vida pospandémica que serán positivos y otros, negativos. Pero después de que la economía se establezca en una nueva normalidad pospandémica este año, la probabilidad de mejora en los próximos años es alta.
La producción por hora de trabajo (productividad) se disparó en el segundo trimestre de 2020. En tiempos normales, esto habría sido una gran noticia. Pero la razón del aumento fue negativa: la pandemia estaba aplastando la economía y las empresas despidieron a sus trabajadores menos productivos. El aumento resultante en la producción por hora fue un signo de debilidad económica más que de fortaleza.
Esperemos que ocurra algo similar en los próximos meses, pero a la inversa. Según mis cálculos, hay alrededor de 10.8 millones de empleos menos en la economía que los que habría habido sin una pandemia. La mayoría de ellos se recuperarán en los próximos dos años. Muchos de los empleos perdidos se encuentran en sectores de menor productividad, como el comercio minorista y los viajes. Entonces, a medida que los trabajadores regresen a estos trabajos, surgirá otro giro en las estadísticas económicas: el proceso de sanación del mercado laboral ejercerá una presión a la baja sobre la productividad medida.
El ajuste a la vida pospandémica será otro factor temporal que desacelerará el crecimiento de la productividad. El lunes, intenté trabajar un día completo en la oficina por primera vez desde el 13 de marzo de 2020. El viaje para llegar fue difícil. No estaba seguro de cómo serían los patrones de tráfico y no sabía dónde estacionar. Cuando llegué a mi escritorio, me di cuenta de que no podía participar fácilmente en las reuniones de Zoom porque no tenía una cámara digital. Perdí media hora tratando de averiguar qué hacer para el almuerzo.
Naturalmente, avancé menos con el trabajo. Mi productividad debe haber alcanzado un mínimo histórico. Millones de trabajadores experimentarán problemas de ajuste similares que tardarán semanas o meses en resolverse.
Aunque gran parte del debate se ha centrado en cómo el trabajo remoto ha aumentado la productividad, recordemos que la pandemia hizo que muchos trabajadores fueran menos productivos, no más.
Particularmente en los últimos meses, las personas se han quejado de lo difícil que es para ellos hacer su trabajo de manera remota, ya que se deben tomar decisiones comerciales importantes, los nuevos empleados deben ser capacitados y aculturados, y que la ausencia de interacciones espontáneas con colegas ha sido cada vez más perjudicial.
Sin embargo, una vez que la economía se estabilice en una nueva normalidad pospandémica, espero que el crecimiento de la productividad sea más fuerte que la tibia tasa anual de aproximadamente 1% que EE.UU. experimentó durante gran parte de la última década.
Los empleados volverán a acostumbrarse a trabajar desde la oficina y el problema del reajuste desaparecerá. Después de 14 meses de trabajo remoto, las empresas deben saber mejor que nunca cómo lograr el equilibrio adecuado entre las ventajas y las desventajas de una cultura de trabajo desde cualquier lugar. Esto podría conducir a lo mejor de todos los mundos, ya que las empresas que han sufrido debido a las restricciones por el COVID-19 pueden llevar a los empleados de vuelta a la oficina y aquellas que prosperan con el trabajo remoto pueden continuar con esa práctica.
Las compañías que sigan con trabajo remoto continuarán reduciendo el espacio de oficina y ahorrando en gastos relacionados. Esto permitirá que esos recursos se utilicen para otros fines —piense en convertirlos en residencias privadas en lugares con gran escasez de viviendas— lo que aumenta la eficiencia económica y la productividad.
Otra razón para esperar un fuerte crecimiento de la productividad pospandémica es que las empresas a menudo utilizan las recesiones económicas para cambiar la forma en que hacen negocios, incluida la reestructuración de su fuerza laboral para aumentar la producción por hora. Las presiones para hacerlo fueron intensas durante el año pasado.
Algunos de los aspectos de la vida pandémica que más aumentan la productividad probablemente se mantendrán, al menos hasta cierto punto. La cuota de mercado de las empresas de comercio electrónico no se reducirá a los niveles previos al COVID. Debido a que los minoristas en línea requieren menos trabajadores y metros cuadrados, este cambio aumentará la producción por hora en el sector minorista.
Y cuente con que habrán menos viajes de negocios. Para algunas personas, la frecuencia de los viajes volverá a la normalidad. Pero muchos han aprendido que la razón por la que solían viajar tanto era simplemente por la falta de una alternativa que fuera ampliamente aceptada en la cultura empresarial. Las reuniones virtuales ahora no solo son aceptables, sino que en muchos casos son preferibles. Según una encuesta, las empresas esperan que las reuniones virtuales se tripliquen en relación al número antes de la pandemia. Eso ahorraría tiempo y dinero, mejorando la productividad.
Hay otras razones para ser optimistas sobre la productividad en la próxima década que tienen poco que ver con la pandemia. Pero esa es otra columna. Es suficiente decir que los trabajadores y las empresas lograrán hacer mucho más cada semana que lo que hicieron la década anterior. A medida que se reanuda la vida normal, ese es otro cambio bienvenido.