La lucha del presidente Joe Biden por manejar una afluencia histórica de inmigrantes se prolongará durante su tercer año en el cargo, incluso después de que la Corte Suprema mantuviera en vigor los controles fronterizos de la época de la pandemia.
Es probable que en 2023 se produzcan más intentos de cruzar la frontera, lo que sobrecargará un sistema de control ya desbordado, y las políticas migratorias del presidente se enfrentarán a una mayor incertidumbre jurídica.
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El presidente dijo que acatará la decisión de la Corte Suprema anunciada el martes que retrasa el fin de las restricciones migratorias conocidas como Título 42, que le permitieron a él y al expresidente Donald Trump expulsar rápidamente a los migrantes más de dos millones de veces desde principios de 2020.
Pero la decisión del tribunal de mantener el Título 42 en vigor mientras avanza el litigio puede que solo retrase lo inevitable. La política es una medida de salud pública que se utiliza para frenar la migración, y los expertos esperan que finalmente se elimine.
Mientras tanto, miles de migrantes se han concentrado en México a la espera de que se levante, complicando la situación fronteriza.
En octubre y noviembre, las autoridades realizaron más de 200,000 detenciones de migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México cada mes, según datos del Gobierno. Son cifras superiores a las de los meses correspondientes del año fiscal 2022, cuando se registró un récord de más de 2,2 millones de encuentros.
Biden había tratado de poner fin a las restricciones, argumentando que el Título 42 es ineficaz para disuadir los cruces y que solo la acción del Congreso puede reparar el sistema. Sin un financiamiento significativo ni cambios en la legislación estadounidense, las autoridades y los defensores de los inmigrantes afirman que persistirán problemas como la sobrecarga de la Patrulla de Fronteras, la lentitud en la tramitación de visas y la escasez de mano de obra.
Pero las discusiones de fin de año en el Congreso sobre una propuesta de inmigración fracasaron, el último fracaso en la modernización de leyes que no han sido modificadas desde hace más de 30 años, y los republicanos, que tomarán el control de la Cámara de Representantes en enero, planean utilizar la inmigración como ariete político de cara a las elecciones de 2024.
El líder republicano en la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, que se perfila para convertirse en presidente de la Cámara, ha pedido al secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, que renuncie por su manejo de la frontera.
“Para bien o para mal, a los ojos de la opinión pública estadounidense, los presidentes son juzgados por lo que ocurre en la frontera”, dijo Theresa Cardinal Brown, directora gerente de inmigración y política transfronteriza del Biparsitan Policy Center.
“Gran decepción”
A pesar de la oposición republicana a los planes de Biden, algunos activistas y aliados afirman que el presidente y los demócratas no han destinado suficiente capital político a la inmigración, en comparación con las medidas sobre infraestructuras, clima y salud que se convirtieron en ley.
“No hemos visto el mismo tipo de atención y prioridad cuando se trata de lograr avances legislativos en el frente de la inmigración, y eso ha sido una gran decepción en los últimos años”, dijo Jorge Loweree, director general de programas y estrategia del el American Immigration Council.
Biden rara vez habló de inmigración en su campaña de 2022, y entre sus altos cargos no hay ningún asesor que se dedique específicamente a la política migratoria. Biden envió una ambiciosa reforma migratoria al Congreso poco después de asumir el cargo, pero se estancó tras su aprobación en la Cámara de Representantes. Los demócratas tampoco consiguieron incluir disposiciones sobre inmigración en un paquete de conciliación presupuestaria.
“Si los demócratas se inclinaran y hablaran de su estrategia y se mostraran muy agresivos con la responsabilidad y el extremismo republicanos, ayudarían a presentar un contraste a los votantes”, dijo Tyler Moran, exasesor sénior de Biden en materia de inmigración. “Si los demócratas guardan silencio, los republicanos podrán llenar el vacío y definir el tema”.
La secretario de Prensa de la Casa Blanca, Karine Jean Pierre, dijo tras el fallo de la Suprema que el Congreso debería aprovechar la oportunidad para aprobar nuevas leyes migratorias.
“La orden de hoy da a los republicanos en el Congreso mucho tiempo para dejar atrás las acusaciones políticas y unirse a sus colegas demócratas para resolver el desafío en nuestra frontera aprobando las medidas de reforma integral y entregando los fondos adicionales para la seguridad fronteriza que el presidente Biden ha solicitado”, dijo Jean-Pierre en un comunicado.
El Congreso otorgó a la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. US$16,400 millones en su proyecto de ley de financiamiento de fin de año, un aumento con respecto al último año fiscal, que incluye US$1,600 millones para hacer frente a un mayor número de encuentros con migrantes en la frontera. La medida también financia 300 agentes adicionales de la Patrulla Fronteriza.
Pero eso es significativamente menos que los US$3,500 millones que la Casa Blanca solicitó para hacer frente a la situación en la frontera.
Bloqueo en el Congreso
Antes del fallo de la corte, el alcalde de El Paso, Texas, Oscar Leeser, dijo que hasta 20,000 migrantes esperaban en la vecina Ciudad Juárez, México, a que terminaran las restricciones fronterizas, citando estimaciones de las autoridades estadounidenses y mexicanas.
Los migrantes podrían estar esperando meses a que se decida la suerte del Título 42. Los jueces tienen previsto escuchar los argumentos a fines de febrero o principios de marzo sobre la oferta de los estados republicanos para intervenir en defensa de la política, con una decisión posiblemente semanas o meses más tarde.
El Departamento de Seguridad Nacional dijo que las personas que intenten ingresar ilegalmente seguirán siendo expulsadas a México o a su país de origen.
Pero los defensores de los derechos de los inmigrantes dicen que las expulsiones rápidas empeoran la situación, fomentando la repetición de cruces, al tiempo que niegan a los inmigrantes su derecho legal a solicitar asilo.
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A pesar de estas preocupaciones, los observadores de la inmigración son pesimistas sobre las perspectivas de que el Congreso actúe.
“La pregunta es: ¿Puede haber una legislación del Congreso el próximo año en el 118° Congreso sobre inmigración? Y la respuesta es no”, dijo Marks Krikorian, director FALTA
La senadora independiente por Arizona Kyrsten Sinema planea volver a impulsar un marco de inmigración que elaboró con el senador republicano por Carolina del Norte Thom Tillis, y que fracasó durante la sesión de lame-duck, la primera sesión de los congresistas después de las elecciones de medio término cuando el sucesor ha sido elegido.
La inacción del Congreso podría aumentar la presión de los aliados liberales para que Biden adopte medidas ejecutivas.
El senador demócrata por Nuevo México Ben Ray Lujan dijo que Biden ha hecho lo mejor que ha podido con la mano que le ha tocado: bloqueo del Congreso decisiones judiciales adversas y políticas de la era Trump que recortan el financiamiento.
Sin embargo, señaló que Biden “puede y debe” presentar acciones ejecutivas para proteger a las familias inmigrantes.
El último gran impulso para reformar la inmigración se produjo en 2013, cuando el Senado aprobó una vía de ciudadanía para los inmigrantes indocumentados que ya estaban en EE.UU., al tiempo que reforzaba la seguridad fronteriza y los requisitos de visa. Sin embargo, el proyecto de ley nunca llegó a votarse en la Cámara de Representantes, controlada por los republicanos.
La oposición del Partido Republicano a un acuerdo de este tipo no hizo más que endurecerse con Trump.
“Decir de manera simplista que esto sucede gracias a Biden es ridículo”, dijo Moran.